viernes, 2 de mayo de 2008

Nos vamos

Tranquilos, que es sólo a otro lado.

Parece que por fin, tras unos cuantos dimes y diretes, un par de replanteamientos en cuanto al color de las paredes y dónde poner los muebles e inumerables días sin asistir a clase, el nuevo emplazamiento de La Callecita está preparado para entrar a vivir. Atrás queda el viejo barrio de Blogger, en favor de uno nuevo más céntrico, mejor comunicado, con más bares abiertos hasta más tarde, nuevos adoquines y nuevos olores a orín en las esquinas. Y si no los hay, ya nos encargaremos nosotros de marcar el territorio.

Como veréis, la nueva calle tiene pisos individuales para cada uno de los integristas integrantes de este blog (excepto Segundo de Chomón, que tiene un chalé), aunque seguimos compartiendo la cocina y el recibidor. Hay unas etiquetas que aparecen ahí a la derecha en forma de nube a las que tenemos que averiguar cómo sacar partido. Un buscador arriba del todo para... bueno, buscar palabras entre estos textos. Y otras pequeñas novedades que os invitamos a descubrir. Más posibilidades para que cada uno haga sus visitas más a gusto.

Pasean y lean. Están en su calle.

martes, 22 de abril de 2008

Carta abierta (EDITADO -> relato -> FICCIÓN)

Nunca le he contado esto a nadie. Supongo que no quería asustaros, o quizá temía vuestra reacción. O acabar en un sanatorio. Quién sabe. No importa, siento que ha llegado el momento de sincerarme. Hoy, que todo tiene una luz especial.

Cuando era pequeño pasaba horas y horas frente al televisor. Un programa tras otro, no importaba cuál. Pasaba casi todo el día solo, y cuando llegaban mis padres a casa lo único capaz de gritar más que ellos era el televisor. Simplemente subía el volumen y dejaba que la cascada de imágenes sepultase mis pensamientos. Al cabo de un rato uno de los dos me besaba en la mejilla y me llevaba a dormir. Pero yo no me dormía. Me quedaba en la cama, mirando las sombras de las persianas en el techo. Disfrutando de las horas de silencio. Imaginando que esa paz duraba para siempre. Hasta que empezaba a soñar.

Me despertaba con el corazón desbocado, y la habitación teñida de rojo y ámbar. Sin rastro de mis padres. Sin comprender muy bien dónde iban cada mañana. Sin saber a ciencia cierta si volverían o no. Entonces el silencio se volvía insoportable, y volvía a encender el televisor. Uno y otro día. Llenándome la cabeza con miles de voces y colores. Día tras día. Hasta que apareció él.

Era un niño de mi edad, con una imaginación y una vitalidad desbocadas. Enseguida me fascinó. Salíamos a la calle a jugar al fútbol, a las chapas, a los vaqueros, a todo lo que se nos ocurriese. El barrio podía ser tan pronto un desierto con sus plantas rodadoras como un planeta con emanaciones tóxicas. Porteros, tenderos, los otros niños. Siempre teníamos un papel para ellos. También ver la televisión con él era otro mundo. Siempre con algún comentario en la recámara, siempre enseñándome a ver lo mismo desde otro punto de vista. Me hacía reír. Mucho. Aunque eso preocupaba a mis padres.

Notaba cómo me miraban preocupados desde la puerta del salón. Muy juntos. Hablándose en voz baja. Sin gritarse. Hablando de mí. Se acercaban y me revolvían el pelo. Hablaban conmigo. Me abrazaban antes de meterme en la cama. Lloraban, pero yo no sabía por qué. Decían que no era por mí, sino por ellos. Que se habían dado cuenta de muchas cosas. Que se habían portado mal.

Un día me llevaron a ver a un doctor. Me pidieron que dibujara, que interpretase unas manchas, me hicieron muchas preguntas y hablaron de unas cosas que no entendí. Cuando volvimos a casa mis padres me dijeron que me había inventado a mi amigo. Que no existía. Como los dibujos de la tele. Yo no los entendí.

Me daba cuenta de que no les gustaba verme con mi amigo. Así que aprendimos a disimular. Sólo nos veíamos fuera de casa. Les contaba que había quedado a jugar con los chicos del colegio y me iba a verle. Ellos estaban encantados. De vez en cuando lo colaba en casa sin que se diesen cuenta. Cuando estábamos todos juntos él se asomaba por las puertas y me ponía caras para hacerme reír. Yo tenía que hacer muchos esfuerzos para aguantarme la risa. Mis padres nunca se daban cuenta. Parecían aliviados. Tanto, que en poco tiempo volvieron a gritarse cada noche.

Fueron pasando los años. Con el tiempo me fue importando menos que se gritasen. Ya casi no hablaba con ellos. Muchas veces me quedaba dando largos paseos para no tener que subir a casa. Él me acompañaba. Me contaba historias fantásticas. Trazábamos planes maravillosos. Soñábamos con largos viajes, con chicas preciosas, con noches interminables. Soñábamos con la libertad. Entonces podía subir a casa e ignorarlos. Ellos no podían tocarme. La felicidad estaba dentro de mí. Sólo tenía que aprender a hacerla realidad.

Pero él cambió. No se por qué. Cambió. Se volvió burlón. Insolente. Desafiante. Se colaba en casa sin que yo lo hubiese llamado. Me provocaba delante de ellos para que yo le contestase. Escondía mis cosas, o me las cambiaba de lugar. Se reía de mí. De mis ambiciones. De mis sueños. De mis lamentos. Hasta que intentó matarme. Una noche dejó una cuchilla de afeitar en el baño y la puso en mi mano. “Córtate las muñecas. Hazlo ya. Acaba con los gritos. Acaba con el silencio. Acaba con todo. Mata al mundo entero.”

No pude. Me quedé tirado en el suelo del baño, temblando y llorando de angustia. Él me miró con desprecio y me dijo: “He venido a comerme tu corazón. Me alimento de tus sueños. Vivo dentro de ti, y una vez haya acabado contigo, no quedará nada”.

Me desperté a la mañana siguiente en mi habitación. Mi habitación teñida de rojo y ámbar. En calma total. Sin rastro de él. Relajado. Aliviado. Liberado.

Disculpadme por el ladrillo. Pronto os dejaré. Siento que llega el momento de contaros toda la verdad. De terminar con ésta carta. Aunque duela. Aunque muerda. Aunque ya nada vuelva a ser lo mismo. Nunca volví a saber de él. Ni de ellos. Esa mañana no estaban. Ni llegaron esa noche. Tampoco la siguiente. Ni ninguna otra más. Nunca volveré a saber nada más de ellos. Desde aquel día todo tiene una luz especial. Desde aquel día lo comprendo todo.

He venido a comerme vuestros corazones. Me alimento de vuestros sueños. Vivo dentro de vosotros, y una vez haya acabado con cada uno de vosotros, no quedará nada. He venido a matar al mundo entero.

jueves, 17 de abril de 2008

El Jefe de todo Esto

Juro que este será el último comentario vertido por mi parte al respecto del término "indie" y su manida controversia.

Leyendo por el foro de una página de prensa musical que generalmente apuesta por la música más al margen de la tónica dominante de la industria discográfica, por propuestas arriesgadas, creativas, diferentes y que suelo visitar eventualmente encuentro un post titulado: VIRGINIA LO MAS INDIE QUE HA PASADO POR OT .

Varios de los comentarios al respecto del post versan de las cualidades de la cantante, suscribiendo sus cualidades vocales, físicas, y sexuales.Tambien lo argumenta con que a versionado a Radiohead, iconos históricos de la música independiente. Esto es lo que realmente menos me interesa.

Operación Triunfo es un formato televisivo destinado al público masivo con un target de espectadores muy amplio, cuanto más mejor. Esto se equipara a la ideología económica de una televisión privada. Su estatus de empresa le obliga a la búsqueda del máximo beneficio. Creo que todos estamos de acuerdo en que en televisión se emiten los contenidos que son respaldados por las empresas económicas que subvencionan el canal. Doy por válido que el termino "indie" deriva de independencia ó independiente. Extraigo de la Real Academia.

Independiente

1.Adj. Que no tiene dependencia, que no depende de otro.

2.Adj. Autónomo.

3.Adj.. Dicho de una persona: Que sostiene sus derechos u opiniones sin admitir intervención ajena.

4.Adv. m. Con independencia. Independiente de eso.

El mismo autor del Post enlaza una dirección donde se pueden ver vídeo resúmenes de galas, fichas artísticas y elementos de merchandising. La propia academia crea unos estereotipos humanos que delimitan la naturaleza de los participantes en el concurso. Son, para decirlo de otro modo, la voz de su amo. Interaccionan con el público pero la plataforma es el concurso. El concurso domina sus vidas. Pongo en duda entonces su independencia creativa.

Ahora bien, si Rosa de España se lanzara a la creación de su nuevo Long Play, controlara el proceso de producción, fuera soberana de todo lo que suene dentro del CD, es decir si Rosa de España hiciera lo que le saliese del ojete en ese momento a pesar de sugerencias de productores musicales, asesores de imagen y demás y encima de eso coíncide con los gustos musicales de los directivos de las radiofórmulas ¿Seria "indie"?. Para mi, si. Lo que en cualquier sentido es una gilipollez inservible porque en ningún caso va a garantizar calidad dentro de unos parámetros colectivos, que es la pretensión que persigue la realidad mediática "indie". Esa y el concepto de exclusión cultural.

Alguien dentro del Post comentaba que la verdaderamente "indie" era una muchacha que espontáneamente destrozó una canción de Shakira. Yo estaría de acuerdo si la persona en cuestión desafinara deliberadamente, lo que sinceramente no creo.

Juro que huiré como de la pólvora de todo aquel que presuma de galones de "indie", que se autodenomine "indie", o que me garantice que el solo escucha música "indie".

lunes, 14 de abril de 2008

Pásate esa sangre

Segundo de Chomón lo anunció a grito pelado:

-¡Tenemos la sangre! ¡Viene de camino!

Esas dos frases deberían aparecer en el manual sobre “cómo hacer feliz a un aspirante a cineasta”, capítulo “mitos y fetiches”. Ya podíamos llevar dos días trasteando con la cámara, tropezándonos con los cables del sonido, asándonos con los focos o peleándonos con la Dolly que hasta ese momento no sentimos que aquello que estábamos haciendo podía ser cine. Adiós, tomate Orlando, ándale manito, vaya usted con Dios. El primer rodaje con sangre de verdad, de pega, pero de verdad. Moola.

Mientras esperábamos era muy difícil no dejar volar la imaginación, la sangre justifica por sí misma planos enteros, secuencias enteras, historias, películas, demonios, ¡géneros enteros! Fuera los remilgos, las coartadas intelectuales bien lejos, en ese momento yo quisiese haberle dedicado una oda a la sangre.

El protagonista sería un Testigo de Jehová que ha sido mordido por un vampiro, y no por uno cualquiera, sino por un vampiro ¡con casino! ¡Y con furcias! Asistiríamos a los primeros tentempiés de Genaro, nuestro hombre de fe, consistentes en exuberantes damiselas que una vez mordidas pasarían a formar parte del ejército del vampiro, compuesto únicamente por despampanantes putones. En un momento dado podría barajarse que el don vampírico aumentase un par de tallas de busto, por aportar algo nuevo al género.

Sin embargo, los antiguos compañeros de Genaro, viéndole disfrutar de la vida más de lo habitual, decidirían tomar cartas en el asunto y presentarse en el casino armados hasta los dientes, pese a que en principio no puedan ni oler las armas, y entonces empezaría de verdad lo bueno. El objetivo sería llegar a utilizar unos dos o tres camiones cisterna de sangre de pega por cada metro de celuloide, o su equivalente en digital, en una orgía de miembros cercenados, tripas voladoras y herejías varias. ¿Un musical? ¿Y por qué no un musical?

En esas andaba yo cuando llegó la sangre. Un paquetito que contenía tanta magia del cine como las pistolas cogidas de medio lado, los sables de luz o los trajes de mafioso. Nos abalanzamos sobre él con tantas ganas que parecíamos caníbales que hubiesen encontrado un explorador después de tres días de larga caminata, y nos las vimos con el envoltorio de la sangre. ¡¿Ositos de peluche?!

Hace falta ser sádico.

martes, 8 de abril de 2008

Guía para el radio oyente contemporáneo



Si algún medio de comunicación además de las fotonovelas a sufrido una regresión mediática de enormes proporciones desde sus comienzos a sido La Radio. Atrás quedaron los gloriosos días de "El consultorio de Elena Francis", o las efervescentes retrasmisiones futbolísticas con reminiscencias caudillistas de Matías Prats, cuando el transistor era el rey de la casa hasta la llegada de ese aborto sociológico llamado televisor, al que amo y odio en proporciones parecidas.

Sin quererlo el radio-oyente con el paso del tiempo se ha convertido en una minoría dentro de la sociedad de consumo mediático. Un animal en peligro de extinción. En frecuentes conversaciones con amigos consumidores enardecidos de contenidos mediaticos, aproximadamente 1 de cada 10 versan al respecto de programas radiofónicos.

En los últimos tiempos, por situaciones coyunturales por la mayoría de vosotros conocidas, me he visto obligado al consumo intensivo del medio radiofónico, ahuyentando el tedio durante mi jornada laboral. Y he de decir que por un momento, tuve la sensación estúpida de pertenecer a un publico minoritario que exigía un tratamiento informativo peculiar para digerir los contenidos. Cuando llegaba a casa por las noches, la televisión me resultaba algo insípida, falta de imaginación, aunque sobrada de recursos.

Es sorprendente percibir el estancamiento de un medio como la televisión en España, a pesar de las posibilidades tecnológicas y creativas que posee con respecto a la Radio. Cada vez tengo más claro porque el tiempo resulta más fluido en Radio que en Televisión. Gracias a la relegación a un segundo plano del medio con respecto a la tele, grandes profesionales del periodismo se han cobijado en las hondas, al margen del gran publico, y sorprendentemente los directivos les han respaldado. Se les ha dado tiempo para madurar un producto, para hacerlo asequible e interesante, para mostrar contenidos no corrompidos por las leyes del mercado.

Mierda también hay, y mucha. Pero infinitamente inferior a la que podemos encontrar en TV.

Es relevante tambien la paradoja que muestra que en realidad todos los periodistas lideres de opinión se han hecho grandes en la radio.

Me esforzaré por mostrarles una lista de programas radiofónicos, de un medio tristemente denostado. Espero que por lo menos se animen a escuchar algo.


LA VENTANA- Dirigido por Gemma Nierga podría entrar en las coordenadas de un Magazine de sobremesa. Esto en principio ya sería motivo suficiente para dejar de interesarme, pero la calidad de los contenidos, el tratamiento desenfadado pero analítico, y sobre todo la superlativa presencia de la presentadora, con la que para mi, es la entonación más persuasiva de las ondas hacen de este programa que dura desde las 4 hasta las 7 de la tarde, un refugio-pasatiempo que poner de fondo mientras uno plancha, prepara la cena, merienda, juega al Pro Evolution o intenta echarse la siesta. Una vez al día abandonará momentáneamente su actividad para centrarse en alguna entrevista o debate interesante.

Lo Mejor : Los debates entre Santiago Carrillo y Herrero de Miñon. La Tertulia Latinoamericana, Las salidas de madre de Juan José Millas, y el Trumancapotismo de Boris Izaguirre

Lo Peor: La tertulia de los politicuchos (aburrida y soez hasta matar), algunas entrevistas a personajes presuntamente glamurosos, el compadreo progre y los interminables cortes publicitarios.

Frecuencia: 105.4 (FM-Madrid) 810 (AM)


SIGLO 21

Cuando la mañana informativa se pone cansina y Fedeguico me empieza a dar dolor de cabeza siempre aparece este completo escaparate musical para encauzar el día. Tomás Fernando Flores conduce un programa de 10 a 12 de la mañana donde suele tocar la mayoría de los palos musicales del momento dentro de la música al margen de la industria más Underground. Probablemente la paleta sonora que maneja sea tan amplia que a veces desconcierta, pero precisamente para eso está la radio musical, para descubrirte cosas. Si me apetece escuchar algún grupo preferido me lo meto en el Ipod y me lo escucho. A mi desde luego me alegra los viajes matutinos hacia Aranjuez. Radio 3 en este sentido se ha convertido en una alternativa necesaria a la podredumbre musical que se emite en 40 Principales, Cadena Dial, Radio 100, Europa FM o Top Radio. Para establecer una analogía tramposa la emisora viene a ser lo que es La 2 en la televisión generalista.

Lo mejor : EL BUZÓN DE VOZ (las letras mayúsculas lo son por algo), La heterodoxia del presentador y equipo que elige los temas. Que crean tendencia, es decir que son los primeros en pinchar temas que poco después se convertirán en fenómenos de masas. Que siempre machacan el único tema del disco de moda que no te gusta y al final le acabas pillando el tranquillo.

Lo Peor : Que a veces se pasan con el rollo experimental y se ponen cada truño que incluso acaba produciéndote migrañas. Demasiada presencia de electrónica. (Esto ya es gusto personal)

Frecuencia: 93.2 ó 95.8 (FM-Madrid)

LA MAÑANA

El último, y probablemente mayor fenómeno radiofónico de los últimos tiempos. Es muy posible que sea el único programa que la mitad de su audiencia la compongan sus propios detractores. No caeré en la grosería de desprestigiarlo. Todos los días de 6:00 a 12:00 de la mañana Federico Jiménez Losantos se monta en la burra y se lía a cortar cabezas a sablazos. Por higiene moral e ideológica yo lo escucho un día sí y otro no. Asumo que años atrás equivocadamente le insulte y le acusé con topicazos al estilo: Falangista, Kamikaze, Malprofesional y Descerebrado. Con el tiempo me ha empezado a parecer entrañable y e asimilado su funcionalidad en el espectro ideológico. Sigue siendo un falangista de espíritu pero hay que aceptar que una proporción importante de los españoles tambien lo es, es necesario un portavoz de estas características. Hoy en día hay que encuadrarlo en un estatus de líder mediático carismático, hijo de puta como el solo, inteligente y excelente orador. Posee una retranca humorística castellana que comprendo muy bien (es de un pueblo de Teruel con muchas semejanzas al lugar de donde proviene mi familia.) y ha sabido labrarse una audiencia fiel aunque peligrosamente fundamentalista.

Lo Mejor: La personalidad arrolladora que ha imprimido al programa. La vertiente humorística de sus análisis solo aptos para desprejuiciados. La tribuna de la segunda hora, droga dura sin cortar. El frenillo.

Lo Peor: La cuadrilla de correveidiles sirvientes de la peor calaña que le escoltan, empezando por Pedro Jota e Ignació Villa "alias" el monaguillo siniestro de Elm Street. Las teorías históricas revisionistas que ciertamente huelen a podrido. Federico Jiménez Losantos.

Frecuencia: 100.7 (FM-Madrid) 999 (AM)

EL LARGUERO

Mítico espacio de deportes de la Cadena Ser, conducido por el peor periodista entre los grandes capos de la radio española. Maniqueo y corporativista hasta la médula, en ocasiones llega a dar vergüenza ajena el garrulismo con el que analiza los sucesos deportivos. Azote de la Real Federación Española de Futbol, se erige como el espacio de análisis posterior a la jornada deportiva.
José Ramón de la Morena conduce el espacio de 12 a 1:30 de la noche los días de diario, donde fracasa intentando otorgarle al programa un halo de profesionalidad. No hace demasiados favores al tópico radiofónico que asegura que deportes está repleto de subrogados de otras secciones. A pesar de esto, es un espacio que llega a entretener, que cuenta con personajes realmente pintorescos y que es perfecto para dormirse escuchándolo.

Lo Mejor: Manolete. Relaño. Los Sanedrines del Madrid. Las ostias entre Paco González y Manolo Lama. Sebastian Álvaro y su espacio dedicado al alpinismo.

Lo Peor: El presentador y su amiguismo. El 50% de las secciones.

Frecuencia: 105.4 (FM-Madrid) 810 (AM)


HORA 25

Es el espacio radiofónico más propenso a perder oyentes por la competencia directa con el prime time de la televisión. Todas las noches de 8 a 12 de la noche abordan la actualidad política del país desde su vertiente más lúcida. Carlos Llamas creo durante años un perfil muy característico del espacio. Fue un reducto necesario e independiente. Cuando en las redacciones se perfilaban los últimos artículos, en Hora 25 se desglosaba la actualidad desde un periodismo de altura, de nubes de tabaco y un dedito de Whiskey, inmejorable para la duermevela, para los incansables trabajadores nocturnos. Aquella voz correosa como una cuerda de la ropa se apagó el año pasado, y llego Angels Barceló para renovarlo generacionalmente. Ahora las noches son más ecológicas y ordenadas, pero bajo mi punto de vista es el programa radiofónico mejor dirigido y el que analiza la realidad política de forma más brillante.

Lo mejor: Angels Barceló. Brunet. El Dietario de Ramoneda.

Lo peor: Carlos Mendo. Carlos Carnicero. Fernando Delgado.


Frecuencia: 105.4 (FM-Madrid) 810 (AM)


jueves, 3 de abril de 2008

¿Cuál es la mejor religión de este y el otro mundo?

En su búsqueda por encontrar el sentido de la vida, el ser humano tiene a su disposición una interesante oferta de religiones, filosofías y cosmovisiones en general pero que, hasta el momento, por mero remilgo y mojigatería, se elegían normalmente en función del lugar de nacimiento o la tradición familiar. Vamos, que te tocaba una porque sí y tenías que arrastrar con ella durante toda tu existencia, un periodo de tiempo un tanto largo como para dejar la decisión al azar, ¿no? Pues ya va siendo hora de liberalizar el mercado de religiones. Hoy vamos a elegir nuestra religión en base a criterios racionales.

A mi parecer habría que tener en cuenta dos puntos de vista principales, a saber:

1. Habría que informarse sobre qué nos ofrecen para la otra vida. Planear cómo pasaremos la eternidad no es una decisión que deba tomarse a la ligera, debemos tener en cuenta qué actividades se nos ofrecen, cuáles son las costumbres de los lugareños y si hay algún código de vestimenta que atender, para después no llevarnos sorpresas desagradables.

2. Habría que conocer qué tipo de vida hay que llevar en éste mundo para acceder al otro, por si al final todo esto de las religiones resultase ser una estafa king size, dificultando sobremanera cualquier reclamación que quisiésemos cursar.

Total, que si quieren que vayamos a su cielo, que se lo curren un poco. Vamos a ver qué se nos ofrece por ahí:

CRISTIANISMO:

A FAVOR:

La eternidad contemplando a Dios. En principio tienen un estricto código moral, pero por obra y gracia de la confesión siempre puede uno confesarse y empezar de cero. Si elegimos una modalidad no ortodoxa podemos avanza en la jerarquía interna sin privarnos de practicar el sexo. Si elegimos la modalidad ortodoxa podemos gozar de gran influencia política en varios países. Compartir religión con Jesús, un tío guay, el primer hippie de la historia, dicen. Reparten vino gratis en misa.

EN CONTRA:

Lo de la eternidad contemplando el rostro de Dios parece un plan un tanto soso, así, en frío. Que no digo yo que el tipo no sea como una mezcla entre Ciudadano Kane y Showgirls, pero la eternidad se antoja un periodo de tiempo excesivo a priori. Por otro lado, si de verdad quieres llegar alto en la jerarquía cristiana, primero tienes que apañártelas para hacer tres milagros, y después sufrir una muerte violenta y agónica. Monogamia.

ISLAM:

A FAVOR:

Te dejan tener un harem. Te dejan tener un harem. Meses y meses sin tener que preocuparse por afeitarse. La posibilidad de tener 99 vírgenes en el otro mundo. Te dejan tener un harem.

EN CONTRA:

Tener que ir todos los años a la Meca con las cuatro mujeres, los cinco niños, los ocho suegros, el perro, el gato, el hurón y los 500 kilos de equipaje. Lo de las 99 vírgenes tiene truco, antes tienes que haber muerto luchando en la Guerra Santa. ¿Y si eres mujer, qué?

Tener que rezar cinco veces cada día, cinco nada menos, y siempre en una dirección determinada. El ramadán.

BUDISMO, ZEN:

A FAVOR:

Puedes quedarte rascándote las pelotas durante toda la vida, lo llaman “vida contemplativa” y es la vida de los sabios, algo en lo que hay que darles toda la razón. La posibilidad de vivir una y otra vez gracias a la reencarnación, hasta que tu alma alcanza la pureza y pasa a un nivel superior de consciencia. El karma. Si tienes suerte: ha sido el karma. Si no la tienes: ha sido el karma. Si metes la pata hasta el fondo: ha sido el karma. ¡Sin responsabilidades! Gran ahorro en productos de cosmética capilar.

EN CONTRA:

No nos dejan demasiado claro qué es eso de alcanzar un nivel superior de consciencia, no se mojan nada, puede resultar tan aburrido como el cielo cristiano. Lo de la reencarnación parece un chollo pero no lo es: para empezar uno no se acuerda de vidas anteriores, por lo que no puede disfrutar del proceso y, por otro lado, ¿y si te toca reencarnarte en sardina? No parece una vida apasionante. Tener que pintarte un estúpido punto rojo en mitad de la frente, por mucho que pueda servir para desconcertar a los francotiradores.

SATANISMO:

A FAVOR:

Las orgías. Puedes emborracharte y drogarte tanto como quieras. Todo combina con el negro. Durante el Apocalipsis, la Tierra será tuya por mil años, año arriba año abajo. Te haces coleguilla de Satán.

EN CONTRA:

La han tomado con las vírgenes, nadie sabe muy bien por qué, y no pasa un día sin que intenten sacrificar una. Si eres vegetariano o de una protectora de animales esta no te va a gustar, créeme. Por otro lado el infierno no parece un lugar demasiado agradable para pasar la eternidad.

SECTAS:

A FAVOR:

Cualquiera puede montar una. Fines de semana en casas rurales con dinámicas de grupo. Tienen fama de tener un servicio de catering bastante decente. Líderes carismáticos (además, si eres el líder puedes beneficiarte a quien te apetezca). La vida eterna en un mundo de utopía.

EN CONTRA:

La posibilidad de tener que suicidarte en algún momento. Que el OVNI tenga un accidente de camino a la Tierra y no pueda llegar el día señalado (suele ser lo habitual, los extraterrestres tienen un sistema de atención en carretera –sideral- deficiente). En muchas de ellas hay que vestirse como un idiota.

Total, ustedes deciden, pero vistas algunas de las opciones más populares que se nos ofrecen, yo apostaría sin dudarlo por crearme mi propia secta o, si acaso, crear mi propia escisión de alguna de las creencias mayoritarias, que es otra opción. Ya me contarán qué han elegido. Hasta entonces, vayan con dios.

jueves, 27 de marzo de 2008

El libro de libros

De cuando en cuando profesores y alumnos se enzarzan en pulsos absurdos sin saberse muy bien cómo. La historia comenzó a eso de las nueve de la mañana, en mitad de una clase de Producción Cinematográfica. Los alumnos se permitían dar pequeñas cabezadas mientras el profesor velaba por su sueño con una cháchara átona e insistente; al fin y al cabo era temprano para todos. La clase discurría con toda normalidad hasta que, de pronto, el arrullo de sus palabras cesó y la gente se despertó sobresaltada en medio de un estallido de silencio, encontrándose frente a frente con la mirada interrogante del profesor. Confusos y adormecidos, los alumnos no entendían por qué el profesor los miraba tan fija e insistentemente desde su estrado, no llegaban a comprender qué se requería de ellos.

Algunos intentaron desparecer tras las espaldas de sus compañeros, otros improvisaban fingiendo buscar algo en los apuntes, pero la mirada del profesor empezaba a quemarles a todos y allí nadie comprendía nada. De un momento a otro, el profesor clamó que cómo podíamos no saber la respuesta, cuando estaba claramente indicada en un libro que debíamos leernos para dentro de tres meses. Desamparados, buscando aún una pregunta, todo el mundo le dejó seguir hablando, así que su disgusto se convirtió en rabia, su rabia en frustración y la frustración en cólera, hasta que acabó desembocando en un examen para la siguiente semana del libro de marras.

Pues bien, la siguiente semana se presentaron cinco a clase. El profesor balbució que se le habían olvidado las preguntas y aplazó el examen para la próxima semana. Y la próxima semana se presentaron dos. Dos a cero.

Sin embargo, los planetas se habían alineado de parte del profesor. Si aplazaba el examen una última vez los alumnos se encontrarían con la semana santa, y ya no habría forma de posponer la lectura del libro; nos había dado un periodo de tiempo razonable para leerlo, algo maquiavélico, una jugada maestra. Nos tenía bien cogidos por los huevos, sí.

El libro en cuestión era “El Productor Cinematográfico” de José G. Jacoste. Es uno de esos libros que podrían venderse con el apelativo de “manual”, puesto que está escrito con la misma calidad literaria que las instrucciones de una cámara digital o un robot de cocina. Como muchas especies, que tratan de avisar a los posibles comensales de su toxicidad con colores llamativos y chillones, el color naranja de las tapas es un aviso para incautos: ladrillo, y de los gordos.

Formalmente es un ensayo vanguardista de primer orden, en el que toda concesión a una lectura fluida se ha esfumado a favor de la corrección terminológica, a pesar de que sean términos que en principio no tendrían por qué ser excluyentes. Es de agradecer que el autor haya decidido llevar sus planteamientos hasta límites experimentales, consiguiendo deleitarnos con frases de hasta once renglones que sólo pueden explicarse desde el prisma de la superación personal.

Otro rasgo novedoso de autoría es el del narrador único en plural. El aludir constantemente a un “nosotros” cuando se supone que hay un único autor nos hace imaginarnos al profesor Jacoste sentado en la oscuridad frente a una Olivetti bebiendo de un vaso de bourbon, rumiando los sinsabores de una vida dedicada a la producción y consultándole a Napoleón su opinión sobre los últimos párrafos.

En cuanto al contenido, el libro abre con la afirmación de que el cine es un medio de comunicación. Sólo después de habernos maravillado con sus dotes de fino observador se permite el autor pasar a los siguientes párrafos. El libro, qué digo el libro, la obra de arte continúa entre menciones a lo apuntado dos líneas más arriba e introducciones a las dos posteriores, consiguiendo el ritmo de lectura adecuado para que el lector compruebe las virtudes voladoras del formato.

Por si fuera poco esta cumbre de la literatura didáctica contiene una inmensa capacidad de evocación y es capaz de devolvernos, verbigracia, a una época en la que el videocasete dominaba el mundo y “el DVD se convertirá, en un futuro próximo, en el soporte exclusivo”. Pero es que además es una obra con recorrido, que envejecerá con dignidad, como los buenos vinos, y en pocos años las partes dedicadas al tratamiento del negativo de las películas pasarán a arrancarnos lágrimas de nostalgia. Mención especial merece la parte dedicada a Inter¿qué? En definitiva, se nota el mimo con el que han preparado esta concienzuda “segunda versión revisada”, de 2004.

Para ser justo con el libro diré que en realidad el autor fue nominado a los Premios Goya como mejor ayudante de producción en 1988, así que entiende un rato del tema, pero es una lástima que haya plasmado todo su conocimiento de una forma tan fría y desesperantemente formal. Con la cantidad de anécdotas que le hubiesen servido para ilustrar su libro y se las ha guardado todas, a pesar de que él más que nadie debe saber que todo entra mejor con una buena historia. Si le ven, invítenle a unas cervezas y tírenle de la lengua pero, por Dios, aléjense de su libro. Para una tercera edición yo sugeriría que se vendiese escrito a boli y sujeto por un clip, porque esto no es un libro, son apuntes.

El 26 de Marzo de 2008 el profesor de Producción Cinematográfica, apodado en ciertos círculos Milhouse, consiguió por fin realizar su examen sobre el libro “El Productor Cinematográfico”. Concurrieron al examen un cuarenta por ciento de los matriculados, y de las cuatro preguntas que hizo, sólo media requería haber leído el libro. A día de hoy, aún no se sabe si el examen era evaluable o no pero, por los comentarios de los alumnos a la salida, más les vale que no. Más nos vale. Joder. El profesor le había dado la vuelta al marcador.

martes, 25 de marzo de 2008

Muere Rafael Azcona

He intentado buscar símiles históricos para intentar describir la envergadura de la figura de Rafael Azcona en otras cinematografías pero no la encuentro. Cuando el cine español de debatía entre comedietas insulsas del régimen y épica folclórica de tonadilleras, Rafael Azcona ya escribía al nivel de la mayor parte de los neorealistas italianos. Ferreti de hecho le requirió para guionizar su película más famosa, El Cochecito. Pero quizás el valor más importante que trasciende del personaje es la de aquella persona que sacó de las tinieblas a la figura del guionista. Azcona no fue tentado por las mieles de ese oficio tan presuntuoso que es el de director de cine. No se extralimitó por eso su carrera es ejemplar. De las veces que yo le pude oír siempre tuve la sensación de estar ante alguien tan extremadamente modesto que sus palabras adquirían un sentido cotidiano, como si no existiera el filtro del televisor o de la radio. Como si estuviéramos en un parque conversando con el.


Esta entrevista tiene un extraño sabor epitáfico, pero creo que un retrato muy fidedigno del personaje. Descanse en Paz.




lunes, 24 de marzo de 2008

Mitos Populares Propios (1 de 3)

Eran mediados de Agosto en las fiestas de un pueblo próximo. El último verano que pasé en las fiestas del pequeño pueblo natal de mis padres. Estábamos en la plaza de toros ya de madrugada, y se comenzó a escuchar un griterío calle arriba. Poco después apareció una silueta de un hombre montado en un carrito del Carrefour que bajaba la calle sin control hacia el ruedo donde nos encontrábamos nosotros bebiendo. En cuanto las ruedas hicieron contacto con la arena de la plaza el ocupante salió varios metros disparado. Al instante, se levantó y con los ojos enrojecidos y en un dialecto extraño nos pidió que le echáramos otro mini de Dyc con naranja.


Cuando terminó la fiesta volvíamos al pueblo en el coche de un amigo, estaba amaneciendo y como todos dormían atrás, quite el Cd de los Chichos, metí otro en Mp3 que había grabado poco antes de salir de Madrid unas semanas antes. Estaba bastante cansado de escuchar de nuevo el último disco de Manta Ray y salté varios discos sin recordar que carajo había metido. Inmediatamente empezó a sonar un bajo tan contundente como el del Doolittle, que había descubierto poco antes, pero entendiendo lo que decían. Y parecían decir lo que yo estaba sintiendo en ese momento de mi vida. La canción se llamaba Mi hermano carnal.


Yo conocía al tipo del carrito. Era un amigo de mi prima. Mi prima y la mayor parte de su generación ya hace tiempo que no visitaban el pueblo en verano. Me intento explicar que lo de aquel día no era algo excepcional. Ya hacia unos meses que se había dejado llevar por el camino del exceso. Todo tenía una explicación. Su novia de toda la vida hacía 2 años que lo había dejado. Tiempo suficiente para haberlo superado, le conteste. A veces las cosas no se superan nunca, me repuso. El tipo durante esos dos años, me siguió contando, mantuvo la esperanza un tanto adolescente de volver con ella hasta que un día de navidades, en el bar, alguien comentó que su antigua novia de toda la vida estaba embarazada. De otro hombre por supuesto.

Cuando subíamos la cuesta del pueblo en aquel amanecer de verano, yo volvía de un viaje sideral con Surfin Bichos. Al día siguiente por la tarde subimos a echar un partido de frontón. Probablemente es lo que más hecho de menos de esas tardes de verano. Eso y los botellines de después con la parroquia. Aquel día entre esa parroquia estaba el amigo de mi prima. Todavía borracho desde la noche anterior apuraba un anís mientras nos insultaba. Obviamente la multitud le perdonó el descuido e ignoraban los improperios.

Hace unos días me enteré que mi prima pasaba cerca de mi casa en sus paseos diurnos. El médico le ha obligado a recorrer cinco Kilómetros diarios andando, además de no fumar, escuchar música y hacer toda la vida normal que pueda. Ahora es ella la que está embarazada y aproveché para acompañarla en su paseo por el Parque de las Naciones. Entre ecografías en tres dimensiones, pijamas para bebes y cunas del Ikea recordamos parte de la historia de su amigo. Parecía reacia a hablar del tema y yo algo maleducado insistí más de lo debido. Benito se mató, Jorge, ya hace unos meses, creí que te habías enterado. Fue esté Otoño, volvía al pueblo en el coche y se salió de la carretera. Cayó a un canal y se ahogó, dijo con frialdad.

De la conversación no recuerdo mucho más. Le prometí que le regalaría una copia de un cortometraje que había hecho, y me pidió que le pasara algunos discos, que le apetecía escuchar algo nuevo, que se fiaba de mi criterio. Seleccionando algunos discos encontré la discografía de Surfin Bichos. Recordé la madrugada en que los descubrí y puse Hermanos Carnales, su gran obra. El disco sonó lento, cadencioso, me sorprendí canturreando cada una de las letras, incluso le encontré un cierto atractivo a los alaridos desinflados de Fernando Alfaro, algo que en el pasado me hizo odiarlos. De repente sonaron cuatro acordes de una nana y después una letra bellísima que hablaba del Otoño, me asusté y lo corté. No recordaba haberla escuchado nunca. Alguien muy parecido al protagonista de la historia de mi prima, con el mismo tono de voz, contaba la misma jodida historia en la canción. Apagué el reproductor y me bajé a ver la tele contrariado. Al día siguiente volví a poner el disco, esperé paciente a que sonara de nuevo la canción, pero no sonó. Volví a poner cada una de las canciones del disco, me bajé las reediciones a ver si el día anterior había escuchado un bonus track o algo parecido, pero la canción seguía sin aparecer. No se trataba de una confusión, recuerdo muy bien la letra, pero esa canción no estaba en el disco. Quizás la confundí con otra de las canciones. De todos modos si la escuchan en algún lugar, en algún momento, no duden en avisar. Yo todavía la estoy buscando.



Aqui os dejo con pecholobo Fernando Alfaro

Para ti, que eres joven

Acabo de recuperar mi edición de “Un Mundo Feliz” de Aldous Huxley. Edición mexicana (me gusta pensar que de contrabando), tapa blanda, papel que amarillea por segundos, la tinta que chorrea en algunas páginas y en otras escasea; una delicia, vaya.

En este libro se describía un futuro en el que los seres humanos son alumbrados en cadena desde inmensos laboratorios, dotados con las cualidades óptimas para los trabajos que desempeñarían en su vida y, sí, diferenciados a través de un sistema de castas. Si te tocaba ser un Alfa, a desarrollar trabajos intelectuales. Si te tocaba ser un Épsilon, a cargar como una mula. Tampoco pasaba nada por ser una cosa u otra, en realidad, ya que desde el mismo estado embrionario a uno lo condicionan para ser completamente feliz con el tipo de vida que va a llevar. Determinismo genético a lo burro.

La juventud, si bien no es el tema central de la novela, sí es el valor supremo de esa sociedad. La medicina ha conseguido mantener a todos jóvenes hasta los sesenta (momento en el que hay que meterse en un horno, pero esa es otra historia) y, ¿qué puede hacer uno cuando su trabajo lo satisface plenamente y es “eternamente” joven y bello? Follar, follar y follar. Todo el día, a todas horas, con todo el mundo, es el deporte nacional de “Un Mundo Feliz”. Y cuando todo lo demás falla: drogas. En un mundo eternamente joven lo único que importa es el placer así que, por si algún temor nos estropea la fiesta, basta con tomarse una tableta de “soma”; una tableta cura diez pensamientos. Y es completamente inocua, además de legal. Está hasta subvencionada.

El libro es una crítica, por cierto. Una crítica sobre las consecuencias de intentar alcanzar el mito de una sociedad perfecta, aunque tengo la impresión de que no ha resistido demasiado bien el paso del tiempo. Quién diría que mucha gente lo daría hoy todo por vivir en un mundo así, renunciaría por completo a su libre albedrío, a la parte más importante de uno mismo sólo por verse siempre joven ante el espejo. Sin desgaste, pero también sin evolución. Sin identidad, a fin de cuentas.

Pues no puede ser, cojones. De todas formas hoy he descubierto un artefacto con el que poder comprobar morbosamente cuán joven es uno. Se trata de (¡tachaaaan!): ¡El Ruido Mosquito!

El “ruido de mosquito” es un sonido que sólo pueden escuchar los jóvenes, aproximadamente hasta los treinta años, aunque según vamos avanzando en edad menos individuos son capaces de escucharlo. Es un sonido chirriante y agudo, que deja el arañar la pizarra con las uñas o el frotar las púas del tenedor sobre un plato a la altura de la novena de Beethoven. Si se reproduce de forma constante consigue crispar los nervios del más pintado, y por ello se lleva utilizando desde hace un tiempo en ciertos lugares de Londres para disolver reuniones no deseadas de jóvenes. ¿El arma anti botellón definitiva? Definitivamente sí.

De todas formas los jóvenes ya han visto la forma de sacar provecho del ruido de marras, y ya empieza a haber disponibles tonos para el móvil con los que poder pasarse mensajes en medio de cualquier clase. Yo sueño con llevarme un bafle de diez metros a la facultad, emitir el “ruido mosquito” a máxima potencia y ver la cara de la desconcertada profesora que, ante la agonía de sus alumnos, piensa que está expuesta a un ataque de gas mostaza. O en utilizarlo para desenmascarar top models creciditas y guardarles el secreto a cambio de... ésto me lo guardo. Cada uno se divierte como quiere, qué puedo decir.

Sin embargo, el invento éste también tiene una aplicación didáctica. El “ruido de mosquito” se basa en que el oído, con el paso de los años, pierde la capacidad de escuchar ciertas frecuencias. Reunid a la familia delante del ordenador, pinchad en este enlace y recordad, mientras os asombréis por los estragos de la edad, que más pronto que tarde seréis como ellos. Memento mori. Estad preparados.

jueves, 20 de marzo de 2008

10 Razones para ver Life on Mars


1. Un divertimento al margen del bombazo sociológico de las grandes series véase Lost, Heroes, y por lo tanto una forma diferente de entender la lógica comercial de las series de televisión. Avisemos que está producida por la BBC y al tener una duración de 8 episodios por temporada no nos someten salvo diminutas excepciones al cansino trámite de comer episodios de relleno.


2. Una nueva forma de acercarse a la sociedad británica. Se trata de una ventana al estallido de la cultura popular a través de una estructura narrativa de cine Noir. Yo al menos encuentro novedoso que se repitan iconos populares como el Glam Rock, el coche de Starsky y Hutch, la cultura futbolística del país en una trama con unos elementos de genero siempre muy definidos.

3. Muy recomendable para introducirse en el lisérgico y maravilloso mundo de David Bowie. A quien no le guste el duque blanco quizás debería abstenerse. Su música conforma por motivos más que obvios una parte muy importante de la serie. Se han debido de dejar bastante pasta en derechos porque suenan todos los éxitos. Más allá de David Bowie, la banda sonora es brillante, nos transporta instantaniamente a otra epoca.

4. La absorvente y delicada belleza de la inspectora Cartwrite. ¿Se han fijado en los ojos de esta muchacha?


5. Pinceladas de humor punzantes y muy ingeniosas. Aparentemente la serie está construida a través de unos sucesos puramente dramáticos pero el contrapunto cómico esta colocado estratégicamente para poder acercarnos a la historia desde la perspectiva del entretenimiento

6. El hecho de que la serie haya despertado en mi ciertas preguntas existenciales con respecto a mi persona me hace pensar que la serie llega a encerrarte en un estado catárquico donde te enfrentas a ciertos miedos que no deberías tener. Este punto puede resultar algo exagerado pero les aseguro que me afectó.

7. Pocas series utilizan la ingente cantidad de exteriores para rodar la serie. Este hecho nos permite descubrir capítulo a capítulo cada uno de los más recónditos lugares de la ciudad de Manchester (tomar en cuenta la importancia que le dan al hecho que se desarrolle en esa ciudad ). Una bonita postal que se aleja de aquella ciudad Post-industrial, grisácea y repleta de compositores suicidas que nos entregó 24 hours Party People.

8. Sam Tyler. Uno de los personajes más completos de los últimos tiempos. No recuerdo haber empatizado tanto con un ente de ficción desde los tiempos del Jack decadente enganchado a los tranquilizantes de la finale de Lost de la 3ª temporada.

9. Por el impresionante ejercicio de realización. Esa banda sonora sonaría impostada sin los giros de camara imposibles, sin los planos secuencia interminables, sin los contraluces aterradores de los sueños de Sam, sin la perfecta cohesión y utilización del atrezzo como elemento activo en la trama argumental.

10. El retrato generacional. Inevitablemente he incorporado a mi depósito cognitivo determinados paisajes, costumbres, melodías y camisas estampadas de una época. A partir de ahora cuando escuche un disco de T Rex, cuando vea en los resumenes de futbol europeo partidos del Manchester United, cuando quiera imaginarme los setenta en el Reino Unido habré tomado como referencias veraces muchas imágenes de Life on Mars.

martes, 18 de marzo de 2008

XP (A Toy Story)

En La Callecita estamos que nos salimos. Sí, por nuestro vertiginoso ritmo de actualización también, pero en este caso me refiero a que, no contentos con aporrear teclados y publicar sus resultados alegremente, también nos atrevemos con el séptimo arte. Nuestra diletancia no conoce límites, es lo que tiene ir por el mundo sin vergüenza.

La propuesta consistía en entregar un "corto sin palabras" bajo la amenaza de supender una asignatura de muchos créditos y conducir la carrera a un punto muerto. Como la dotación del concurso, en general, nos convenció a todos, no nos quedaron más huevos que presentar algo. Yo presenté ésto:

Cahiers du Cinéma, a ver cómo os las arregláis ahora para ignorarnos.

martes, 11 de marzo de 2008

Un cadaver exquisito

Resulta conmovedor comprobar como comienza el navajeo por Génova después del AUMENTO DE VOTOS-NODERROTA de ayer del Partido Popular. También me empieza a dar pena el barbas, siempre me ha enternecido su porte dieciochesco. No se porque pero siempre me dió la sensación que todas las injurias que salían de su ceceante paladar en realidad no provenían de lo más oscuro de su conciencia, sino de la de Fedeguico y Pi Yei. Siempre pensé que Mariano sería un brillante registrador de la propiedad-amo de casa. Incluso estaría dispuesto a fumarme un puro y echarme un whiskey con él en algún momento de mi vida. No se que coño se le tuvo que pasar por la cabeza al ver tan vacío el balcón portátil de la sede la noche de marras. Deberían de dejarse de arquitectura efímera y hacer un jodido balcon en condiciones que dinero no les faltará. Además con la fachadas tan bonitas que hay por el Barrio de Salamanca, parece que desmejora el púlpito. Probablemente pensaría en como el circo mediático de la derecha le ha hecho la cama. Y es que aquella veneración irracional del líder olía desde el principio un poco a Mierda y si no vean y comparen.

El Mundo

"¿Es [Rajoy] el líder que necesita el PP para derrotar a Zapatero en 2012? Él mismo alimentó anoche las dudas al eludir confirmar que va a continuar al frente del partido y sugerir más bien lo contrario. El escaso entusiasmo que mostró al dirigirse a sus seguidores -honrado y cabal como siempre- alienta las especulaciones". El resultado es injusto pero el PP debe renovarse.

Valentí Puig en Abc

"Algo tiene que inventar el PP, salvo si quiere irse desintegrando en las bancadas de la oposición. Sería un atajo improcedente intentar lo mismo que el PSOE: buscar su propio Zapatero y recomenzar como si no hubiese ocurrido nada". "Otros pocos estarán pensando si dejar de dar la batalla en el centro no fue un error estratégico de un PP que a veces daba más la impresión -justa o desproporcionada- de un conglomerado de pasiones e intereses personales que una organización política para el siglo XXI".

La Razón

"El PP de Rajoy está obligado a un riguroso examen, pero sin caer en catastrofismos ni actitudes disolventes. El legado que los dirigentes populares deben administrar es importantísimo; por responsabilidad y respeto a sus votantes, deberán someterse a un proceso de renovación que les permita afrontar la Legislatura con eficacia y garantía de éxito".

Libertad Digital

"Un triunfo parcial para Mariano Rajoy que apenas dulcifica su nueva derrota ante un PSOE, que tras estas elecciones se consolida como una de las máquinas políticas más eficaces de Occidente. Razones para reflexionar".

miércoles, 5 de marzo de 2008

Insistiendo

Dado que en recientes conversaciones que he tenido últimamente se ha tomado como referente político la democracia estadounidense me viene a la cabeza una afirmación que no conseguí articular en su momento.

El éxito de un modelo político, desde mi punto de vista no se mide por la concepción que desde el prisma del derecho es más equitativa, porque fundamentalmente no toma en cuenta las variables económicas que pueden condicionar el proceso, sino que debería analizarse en función de la repercusión social que esta tiene. Haciendo una lectura extrictamente referida al área del derecho, USA posee una democracia más moderna, lo que no es necesariamente sinónimo de que sea mejor, pero si lo miramos desde la perspectiva psicosocial, creo que todos estamos de acuerdo en que la sociedad americana esta gravemente enferma. Para redondear mi argumento pensé en enumerar una serie de diferencias entre nuestro sistema político y el suyo, pero me he encontrado con un artículo de Viçens Navarro que, a pesar de que destila un poco de autobombo, viene a resumir lo que servidor opina.

Idealizando las primarias de EE UU

Como persona que ha vivido en EE UU durante más de 35 años, me sorprende y me preocupa leer muchos artículos en los medios de información españoles (incluidos varios en EL PAÍS) que presentan las primarias en aquel país como una muestra de su madurez democrática, contrastándola con la pobreza y baja calidad de nuestro sistema electoral reflejada -según tales artículos- en las presentes elecciones a las Cortes Españolas.

Pero antes de mostrar mi desacuerdo con tales tesis, siento la necesidad de hacer una declaración personal. Durante mi larga estancia en aquel país, participé activamente en su vida académica y política. Fui asesor de Jesse Jackson en las primarias del Partido Demócrata del 1984 y 1988. Fui miembro (a propuesta de los sindicatos estadounidenses y del movimiento de derechos civiles Rainbow Coalition) del grupo de trabajo liderado por Hillary Clinton en la Casa Blanca responsable de proponer la reforma sanitaria que garantizara el derecho de la ciudadanía estadounidense a acceder a los servicios sanitarios (derecho inexistente en EE UU). Y antes, el Departamento de Bienestar y Asuntos Sociales del Gobierno federal (equivalente al Ministerio de Sanidad de nuestro país) me había citado como "uno de los científicos que han contribuido más al bienestar social del pueblo estadounidense". Me veo en la necesidad de aclarar estas notas biográficas para cubrirme de la burda acusación de "antiamericano" que los autores liberales conservadores atribuyen a cualquier voz crítica de aquella sociedad.

Veamos ahora los datos que cuestionan aquella visión idílica del sistema electoral estadounidense. Éste es el único del mundo desarrollado que está privatizado; es decir, la financiación de las campañas electorales es privada. La mayoría de tales fondos vienen de grupos económicos, financieros y empresariales que compran acceso a los candidatos y capacidad de influir en sus políticas públicas. La revista de negocios Fortune publicaba recientemente las cantidades (la banca Goldman Sachs 360.000 dólares a Clinton, 360.328 dólares a Obama) que grandes empresas han invertido (término utilizado por Fortune) en los candidatos. Tales fondos proceden también de aportaciones individuales, que según la Comisión Federal Electoral pueden alcanzar 2.300 dólares por donación y que proceden predominantemente del 30% de la población de renta superior del país. Cada candidato puede gastarse tanto como pueda conseguir. No hay límites. Y tal dinero se gasta predominantemente para comprar acceso a los medios de información y persuasión (televisión y radio), todos ellos privados y que se venden al mejor postor, sin ningún control o regulación. Tal sistema de financiación privada discriminó a los candidatos de izquierda, como Kucinich y Edwards, que, debido a sus propuestas programáticas, se granjearon el antagonismo de importantes grupos de presión y no pudieron conseguir los fondos que les hubieran permitido acceder a los medios (véase Cómo entender la situación política de EE UU en www.vnavarro.org). Según el centro de estudios electorales Common Cause, nada menos que el 94% de los candidatos al Congreso de EE UU en 2006 mejor financiados ganaron las elecciones. De ahí que el 68% de la población estadounidense no considera al Congreso estadounidense representante suyo, sino de los lobbies económicos, financieros y profesionales que financian las campañas electorales a los políticos. En realidad, sólo el 52% de la población participa en las elecciones al Congreso el año que eligen al presidente. En los otros años sólo participa el 30%.

La animosidad frente a la dirección de los partidos políticos por parte de sus bases explica una movilización anticlase política (que incluye la dirección del Partido Demócrata) percibida como excesivamente dependiente del mundo empresarial y financiero y que explica el fenómeno Obama. No es éste el que ha creado tal movilización como erróneamente se escribe. Antes al contrario, ha sido la movilización de protesta la que ha facilitado la aparición de Obama. Éste, que ha sido uno de los receptores de más fondos del capital financiero (Wall Street), ha intentado capitalizar la ola anti-Washington, beneficiándose del hecho de que no se le percibe como parte del establishment de Washington (ha sido Senador sólo durante dos años) y que se opuso a la invasión de Irak. Y aunque sus propuestas programáticas son muy moderadas (en España estaría en el centro derecha), su mensaje anti-Washington es radical y movilizador entre las bases del Partido Demócrata.

No hay duda de que en España tenemos déficit democráticos en nuestro sistema electoral. Pero su financiación pública y la regulación en la exposición mediática del proceso electoral permiten una diversidad ideológica y capacidad de elección mucho mayor que en EE UU. Nuestra calidad democrática es mucho mayor que la de EE UU. En realidad, es paradójico que ahora, en un momento en que el Partido Demócrata está tan desacreditado (el Congreso controlado por tal partido es el más impopular de los que han existido en los últimos 50 años), se convierta en un modelo para sectores españoles disconformes con los partidos actuales.

Si alguien llega al final del artículo espero que no me vuelva a tocar los cojones con el rollete de que el sistema electoral es más justo allí porque se puede presentar cualquiera.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Relato amarianado

Tras muchos años de relación se casaron porque les costaba imaginar la vida de otra manera, con despertares en los que el otro no estuviera, ellos que nunca habían estado muy predispuestos a firmar contratos, pero sobre todo porque esperaban un hijo y creían que así estaría más protegido y sí, también un poco por el qué dirán, todavía, la presión de la familia. Cuando nació Carlos habían decidido que ella dejaría su trabajo, al menos hasta que el niño tuviera edad para dejarle en una guardería, consideraban necesaria la presencia de los padres, o la madre, en los primeros meses, la lactancia materna mientras se pudiera. Él ganaba suficiente para vivir los tres y en cambio ella no había acabado de encontrarse a gusto nunca en ese gris trabajo de contabilidad, tan mecánico, tan desazonador.

Ahora ella se levanta tarde -todo lo que le permite el niño después de las molestas noches de duermevela en las que siempre se levanta ella, él dice que está cansado y se pone a roncar con una rapidez obscena-, cuando él lleva ya algunas horas en la oficina. Cuidar a un bebé es una tarea absorbente y fatigosa, pero al cabo de un par de semanas se empieza a acostumbrar, a entender y casi anticipar las necesidades de Carlitos, fíjate, se dice, tan pequeñito y frágil y dependiente y es ya una persona, mi hijo, salió de mí, qué cosa tan rara y hermosa y rara, y tiene nombre, Carlos, Carlitos, itos... Tiene mucho tiempo para reflexionar y también recupera la costumbre de leer, todos esos libros pendientes acumulados, y escuchar música, discos que ni recordaba que tenía y le emociona descubrir de nuevo cómo le conmueven y discos nuevos a un ritmo cercano al de su época de estudiante. Algunas mañanas sale a pasear con el cochecito por el parque, donde se encuentra con otras mujeres paseando niños, algo simples, de conversación superficial pero siempre alegre, es difícil no acabar sintiendo simpatía por ellas, tampoco ve a mucha más gente ahora, ya no salen los dos con los amigos. La comida y la cocina han vuelto a ser un placer al que dedicar horas, sin las prisas del mediodía entre el turno de mañana y el de tarde, y prepara con mimo la cena para los dos, innovando con recetas que ve en la tele, antes de los informativos, hacía mucho que no estaba tan al tanto de las últimas noticias y se ha vuelto una experta en política estadounidense. Incluso lleva días dándole vueltas a un relato, con lo que le gustaba a ella escribir hacía unos años, sólo un bosquejo y sin embargo vuelve a la misma idea un día tras otro, cada vez con una forma más clara; no es más que una fantasía que va tomando forma entre pañales, tetas, llantos, baños, compras y siempre esa tensión, esa preocupación; pero siente que un día puede agarrar la pluma como en aquellos tiempos y atacar una página en blanco. Se acuesta pronto, cansada y con un oído alerta, seguro que el niño no tardará en ponerse a llorar, y sin embargo satisfecha de dedicar los días por fin a cosas útiles, que le llenan, y sobre todo ese amor desmedido hacia el fruto de su vientre, la felicidad que va a desbordarla al verle sonreír.

Él, después de mal dormir durante la noche con los llantos del niño, los paseos de ella calmándole, una teta, otro pañal -y encima cuando por fin coge el sueño ella le da codazos porque dice que ronca-, se despierta a las siete, como siempre, para ir a trabajar. Tiene un trabajo que le gusta, con cierto equilibrio entre la técnica y la creatividad, y un jefe tan estúpido como tantos otros al que hasta ahora había mantenido a raya: era joven y podía permitirse comportarse como creyera conveniente aunque le costara el puesto, ya encontraría otro, alguna empresa que verdaderamente apreciara sus cualidades. No obstante, desde que regresó de su permiso de paternidad tiene otras dos personas a su cargo, que dependen de lo que él gane cada mes -algo tienen guardado, pero hay que pagar la hipoteca todos los meses, y los gastos del niño son mayores de lo que habían pensado y eso que aún ni va a al colegio, espérate unos añitos, a ver si le suben el sueldo porque así no hay manera de ahorrar, a saber qué pasa con las vacaciones este año, ya verás, otra vez con sus suegros-, se dio cuenta de esto cuando al terminar su jornada cogió la chaqueta como había hecho hasta entonces, había cumplido su horario, qué importaba que los demás siguieran en sus cubículos, y su jefe le miró con reproche meneando la cabeza, también como siempre, con efecto por primera vez. Cada día se queda un poco más, permanece en su sitio navegando por Internet hasta que empiezan a marcharse sus compañeros, dentro de poco será el último, espera que el jefe se dé cuenta y lo valore en el próximo ascenso, ya que parece incapaz de distinguir el trabajo bien hecho y no digamos el tenerlo a tiempo. Por no mencionar las horas extra. Llega a casa cansado, con ganas de ver a su mujer y a su hijo, pero con poco cuerpo para fiestas, cena y poco después se mete en la cama, donde se suele quedar dormido mientras intenta pasar del segundo capítulo de la última novela de Pérez-Reverte.

Pasan poco tiempo juntos, poco más de tres horas al día y los fines de semana, y cada vez disfrutan menos de la compañía mutua, gastan el tiempo haciéndose reproches, aun las cuestiones más insignificantes, todo parece convertirse en una batalla. No recuerdan cuándo fue la última vez que salieron al cine, a cenar, a tomarse unas copas mejor ni pensarlo, sus amigos sólo pasan de cuando en cuando a ver cómo le va a la parejita y hacerle monerías al pequeñajo y se van con los precipitados planes noctámbulos de toda la vida. Ella deja de esforzarse en preparar la cena, cualquier cosa vale, él se lo come igual, no quiere protestar también por eso, hasta que un viernes se va a tomar unas cañas a la salida del trabajo con sus compañeros y vuelve a casa a las tantas, algo bebido, y se encuentra la cena fría, servida sobre un plato, sin una nota siquiera, como una admonición; hace unos meses eso no habría pasado, piensa, ella me habría esperado despierta, eso lo entiendo que no lo haga, pero una nota, habría dejado una nota con una frase cariñosa y un guiño. ¿Cuándo fue la última vez que la vi reír?

Una noche ella le dice que no reconoce en él al hombre del que se enamoró, que se ha vuelto un cascarrabias, un tipo gris sin ninguna alegría, ya no le hace reír, y además se está quedando calvo: quiere el divorcio. Él lo entiende, también echa de menos a aquel joven lleno de energías y proyectos y confianza, bromista, despectivo con los que vivían para trabajar, y ya no tiene fuerzas para luchar, así que se va de casa, no puede soportar seguir cerca de su mujer mientras ella se le aleja.

El acuerdo le quita más, mucho más de la mitad de su sueldo y le impone un régimen de visitas que haría llorar a un preso, tan fuera lo quiere ella de su vida y tan poco quiere él pelear. Con lo poco que gana y la poca dignidad que le queda busca un lugar donde dormir y alguien que le devuelva las ganas de vivir.

domingo, 24 de febrero de 2008

Perdiendo el juicio I 1/2

Hay situaciones de las que uno no puede salir bien librado. Lo sabía Noé, cuando no le quedaron más cojones que subirse los dos leones al Arca, lo supo John cuando le confesaron que era un Kennedy, debió preverlo José Luís Moreno mientras perpetraba Matrimoniadas… y yo lo supe cuando me seleccionaron como jurado popular.

Mi primera visita a la Audiencia Provincial había resultado todo un fiasco. Uno de los testigos había avisado de que no podría declarar a tiempo, y el juez había decidido retrasarlo todo y concederle un par de meses más para llegar, yo creo que en venganza, por si algún implicado no había podido deshacerse de él a tiempo. Me dejaron muy claro que no por ello me había librado, que se habían quedado con mi cara. Tuviese yo razón o no, el caso es que a los dos meses recibí un telegrama en el que se me informaba de que el juicio había sido suspendido (glups), y se me emplazaba a participar en un nuevo proceso, previsto para enero de 2007.

El único problema era que en mi universo andábamos ya por diciembre. Hubiese podido reclamar, sí, la razón me asistía, pero me había levantado yo filósofo esa mañana, y pensé que pocas veces la razón derrota al poder, así que, por no joderme el aforismo, tuve que buscarme otra vía. Toqué “dónde vas Alfonso XII, dónde vas triste de ti” con las teclas del teléfono y esperé a que me respondiesen:

-¡Hombre, Nihilia! ¡Qué tal, hombre!
-Bueno, Doc, un poco apurado macho, necesito que me dejes el Delorean…
-¿El Delorean? ¿¡Es que ya no te acuerdas de la última vez!?
-Bueno, sí hombre, ejem…claro, cómo olvidarlo… ¿Quién iba a pensar que algo tan inocente causaría tanto estrago…?
-Desde luego, los habitantes de la Atlántida no…
-Admite que esos cimientos eran una chapuza…
-¿Es que no has aprendido la lección?
-Los atlántidos aprendieron la lección…
-¡Nihilia!
-¡Vale, vale, de acuerdo, no volverá a pasar!
-Me voy a arrepentir… venga, para cuándo necesitas el Delorean.
-Hombre, pues ya que puedes viajar en el tiempo, para hace un par de minutos.
-Lo siento, ya sabes que sólo puedo dejártelo a partir del momento en que me lo has pedido.
-Siempre con miedo a las paradojas temporales, que el universo es más duro de lo que parece, Doc…
-En el fondo del mar hay una civilización que no piensa lo mismo.
-Joder, vale, pues tráemelo en un segundo entonces.
-Venga, ¿ya estoy allí?
-Si, ya has llegado. ¿Te quieres decir algo?
-Déjame, un momento... ¿Estás más gordo no?
-Tu puta madre.
-Una santa señora es lo que era. Oye…
-Dime, precioso…
-Qué tal, tío bueno.
-Muy bien, bombón.
-Bombón tú, que eres el regalo de Dios a las mujeres de este mundo…
-Bueno, chicos… yo os voy dejando, ¿eh? Vuelvo en nada…

Dudando seriamente de que genialidad y cordura sean conceptos compatibles, monté en el Delorean, grité por la ventanilla “¡Farruquito!”, y la calle se despejó como si una pandilla de cuatreros hubiese llegado para apropiarse de todo el oro del pueblo. Este es un avance que se aplicará como estándar en todo claxon a partir de 2010, pero esa es otra historia y hay gente que prefiere no saber cuándo se cansará San Pedro de su última pareja de mus.

Por aquello de no tener ni idea de cómo arrancar un coche, me puse a pisar pedales y pulsar botones al tuntún, hasta que el Delorean comprendió que le iba la salud en ponerse en marcha y arrancamos rumbo a 2007, dejando un par de estelas de fuego que, en sí mismas, eran toda una oda a los ochenta.

Viajar en el tiempo no tiene mucho misterio, contrariamente a lo que se pueda pensar. Quizás se pasa un poco mal cuando el universo se pliega sobre sí mismo, y todos los huesos se comprimen bajo el peso de millones de universos, quedando uno reducido a una partícula de agonía, en un instante de dolor infinito sin tiempo ni medida, pero por lo demás es una experiencia bastante anodina. Bastante parecido a recibir un balonazo en los huevos, diría yo.

Finalmente aparqué en 2007. Mi primera percepción al enfrentarme a sus primitivos habitantes fue que, en 2007, la gente era rara. Todavía se empeñaban en construir en cualquier solar que cogiesen desprevenido, sin ser conscientes de que la gran burbuja que nos ha mantenido todo este tiempo estaba a punto de estallar en mil pedazos. Pero ya hablaremos otro día del meteorito que ha tomado la Tierra por diana, y al que el diminutivo no hace la menor justicia. De momento que no les quite el sueño el tema de los tipos de interés ni otras zarandajas por el estilo.

Entré en la Audiencia Provincial y me dirigí directamente a la Oficina del Jurado donde, para mi sorpresa, el más sobrio de todos los funcionarios estaba ocupado intentando rascarse las piernas de la funcionaria de al lado, que decía el hombre que le picaban. Lo consideré un interlocutor válido:

-Hola, disculpe, venía porque me han citado como jurado popular y creo que ha habido un error, a ver si podemos salir del paso…
-Jijiji… pasopasopasopasopa…jamónjamónjamónjamonja…

Todo borracho pasa por su fase dadaísta. Es una constante universal que proporciona momentos memorables y ante la cual no podemos más que quitarnos el sombrero, pero que reduce considerablemente la eficiencia del interfecto en tareas que no impliquen la rebelión en contra de toda forma de coherencia, por lo que la comunicación, en términos convencionales, queda excluida. Miré por el resto de la sala y mi vista se topó con una barriga que debía contener dos adultos bien formados, en el extranjero, y pregunté a su propietario:

-Ho… hola… veamos… ¿Cuántos dedos ve usted aquí?
-¡Fresss!
-Lo doy por bueno. ¿Usted se ocupa de seleccionar los jurados?
-¡Fji! ¿Saaaapes que febgo una bieta de du edaf?
-No hace falta que me acaricie la cara, seguro que es un hermosura, pero oiga, céntrese…
-Oy me fjubilo, ¿no quiers un a cojpita para celeblajlo?
-Bueno, desde luego hay poco que hacer hasta que se le pase la castaña, pero no se si debería… debería… debería… debería…

(…)

Desperté en el suelo de la Oficina del Jurado, vestido, por decir algo, con una toga y un incómodo dolor de cabeza que me impedía recordar la noche anterior en un formato más moderno que la fotonovela… recordaba haber pegado varias circulares en los calabozos, informando de que se había reinstaurado la pena de muerte… y por lo visto había vuelto a dar una conferencia sobre montar en globo, la tercera o la cuarta ya… tengo el record en doce bocas abiertas… mientras dejaba que el lector completase el chiste con vete a saber qué barbaridades, pude ver como el jubilado se subía en una de las ventanas y se detenía a considerar con qué parte debería caer para salpicar lo máximo posible:

-¿¡Pero hombre, qué hace usted!?
-¡Déjame! ¡Todo lo que me dijiste ayer era verdad! ¡Nada merece la pena!

Pues parece que ayer hablé de más cosas. Sintiéndome como una cuchilla de afeitar, me agarré metafóricamente los machos, porque de haberlo hecho literalmente hubiese podido ser malinterpretado, y entré al trapo:

-¡Todo borracho pasa por una fase dadaísta! ¡Es una constante universal que…!
-¿¡Pero de qué cojones hablas!? ¡No quiero ser un jubilado! ¡Me sentiré como un mueble!
-¡Piénselo bien! ¡Es usted funcionario! ¡Nada cambiará!
-Hombre, visto así…
-¿Y no querrá que…?
-¿Si?
-¿…su pensión se la queden…?
-¿¿Si??
-¡Los políticos!
-¡Jamás! ¡Panda de usureros, no pondréis vuestras manos en mis ahorros! ¡Quiero vivir! ¡¡Quiero vivir!!

Por fin quedó todo claro. Si no hubiese viajado en el tiempo y llevado hasta el límite a este hombre, para después evitar que imitase a la manzana de Newton, probablemente hubiese intentado hacerse unas tostadas en la bañera en total soledad, sin posibilidad de salvación. Entonces lo supe:

-Necesito que hagas una cosa por mí.
-Lo que quieras, cualquier cosa.
-Inscríbeme como jurado popular.
-¿¿Eso quieres?? ¿¿Estás seguro??
-Sí... Supongo que hay situaciones de las que no se puede salir bien librado.

jueves, 7 de febrero de 2008

Pequeña reflexión.

1. Estaba escuchando en la radio a una voluntaria española que en sus vacaciones decidió ir a lanzar su apoyo moral y físico a la campaña de Hillary. En la entrevista menospreció el nivel de la cultura política española, alegando que en Estados Unidos no tienen ningún tipo de prejuicio en discutir acerca de cualquier tema y en cualquier contexto, mientras en España seguían discutiendo sobre la cadena de televisión donde polemizar sobre el futuro del pais.

2. Que la politica Española está pasando un momento delicado no lo niega nadie. Ningún candidato es capaz de despertar un fenómeno social masivo, como sí ocurre en los Estados Unidos. Ahora, ¿a que precio?. ¿Cuales son los los elementos a los que apelan los candidatos tanto demócratas como republicanos?.

3. No estoy en disposición de discutir si la democracia Americana es más justa o más igualitaria que la española y por ende que la Europea. Probablemente, como bien dice Nihilia, es dificil encabezar las listas de un partido sin haber chupado unas buenas pollas previamente, en esta, nuestra democracia de partidos.

4. Al ver el extraoridinario despliegue de medios, asesores, delegados y representantes que copan el show bussines de la elección de un candidato, me doy cuenta de que los americanos han transferido la identidad corporativa de la industria del espectáculo que encarna Hollywood, al escenario político. Un porcentaje altísimo de los valores adscritos a un candidato tiene que ver más con su físico, raza, estabilidad y valores familiares, que con su capacidad de gestión o pretensión ideológica. Se trata de una valoración superficial y exigua de un elemento político que debe ser juzgado en términos políticos.

5. Lo que si me sorprende es la extraña ingenuidad con la que el pueblo se enfrenta a sus líderes políticos. Obama, más que un referente político parece una superestrella del futbol americano. El pueblo llano le aclama como a un héroe. En España podemos ver a un chaval con una camiseta de Raul y no verlo como algo extraordinario. Si nos encontraramos a alguien con una camiseta o una gorra con la cara de Zapatero, no solo nos ruborizaríamos, incluso estaríamos dispuestos a insultarle.

6. Esta falta de prejuicios probablemente es la que configura la interpetación de los valores. Todo pensamiento esta mediatizado por una lectura publicitaria sin complejos. Es comprensible, han construido su pais durante 300 años como la referencia social e ideológica de occidente. En España si alguien se mea fuera del tiesto, inmediatamente pensamos en que estaran pensando los franceses, los ingleses o los alemanes. En ese sentido, USA no tiene la misma conciencia global.

7. He llegado a la conclusión que la Estadounidense, es una sociedad tan genuina porque establece una visión integrista de la realidad. La política, la religión, el deporte, la propia economía están visualizadas desde ese mismo rasero.

domingo, 3 de febrero de 2008

A dios rogando...


No te irrites a causa de los impíos ni envidies a los que cometen injusticias; porque pronto se marchitan, como la hierba; pronto se secan, como el verdor del pasto. Encomienda al Señor tu camino;confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados. Refrena tu enojo, abandona la ira; no te irrites, pues esto conduce al mal. Porque los impíos serán exterminados, pero los que esperan en el Señor heredarán la tierra.
Salmo 37:1-9


Esto viene a corroborar que si confiaran en la justicia divina ya hace mucho tiempo se habrían callado.

sábado, 2 de febrero de 2008

Perdidos con Lost

Timoteo: "Esto no va a ninguna parte"

Decepcionante comienzo de la cuarta temporada. Mira que en la tercera habían conseguido, al final, interesarnos una vez más, pero es que esto no va a ninguna parte. Tres cuartos de hora para contarnos una vez más que Hugo está como una cabra, que de todos los que hay en la isla - la docena de protagonistas y la cohorte de secundarios- volverán seis a la civilización y que el grupo, oh novedad, se separa en dos partes. Pues vale. La muerte de Charlie sigue siendo completamente incomprensible -¿por qué rayos cierra la puerta por dentro y se sacrifica en vez de cerrar la puerta desde fuera y vivir?-, por mucho que les duela a Claire y a Hurley.

Viendo cómo se plantea la cuarta temporada, esto va a ser más largo que un día sin pan. Los guionistas han acotado la duración prometiendo acabar en tres años. Bien por ellos. Sin embargo, ese final lo veo demasiado lejano, ya podrían hacer de ésta una temporada final trepidante en vez del chicle que está amenazando en convertirse.

Desde aquí, aprovecho para sugerir un final, viendo que el de los guionistas va a ser una chusta, puesto que siguen empeñados en contarnos un montón de cosas que no nos interesan y que, en principio, no añaden nada a la trama, a menos que se empeñen en que al final -como si eso fuera una justificación- signifiquen algo. A lo que iba: resulta que todo lo que nos narran en la serie no es más que una alucinaciónde Hugo, encerrado en una celda acolchada y con una camisa de fuerza, gritando una y otra vez que debe volver a "la isla" ante el gesto descorazonado de los médicos, que saben que el gordo no ha salido del psiquiátrico desde su más tierna infancia. El siguiente paso es J. J. Abrams en una celda acolchada con su correspondiente camisa de fuerza imaginando a Hugo imaginando que se estrella en una extraña isla junto a un grupo extraordinario. A continuación un fundido a negro tras el que aparece Nelson señalando al espectador y proclama: ¡ja, ja!

Segundo de Chomon: "Hugo no es el único sonado"

No puedo añadir más a la valoración del capítulo que ha desarollado Timoteo. Fue un capítulo típicamente comodín para alargar la trama y no decir nada. (Creo que la única serie que no ha utilizado este recurso es Los Soprano.) Me resultaron absolutamente edulcoradas las escenas presuntamente dramáticas donde Hugo le comunica a la rubia la muerte de Charlie, abusando de la típica melodía melodramática que sacan a relucir los realizadores cuando nos quieren arrastrar una lagrimita. Digo la rubia porque es un personaje, que al igual que el 80% de los supervivientes salvo Jack, Desmond, Locke, Kate, Sayid y Hugo, me la suda lo que les ocurra. Sólo difiero en un punto. En realidad sí creo que tengan cosas que decir los guionistas pero se trata de una serie con una estructura muy definida, donde la información no se puede reflejar progresivamente, capítulo a capítulo, sino que juegan con el factor sorpresa-orgasmo típico de sus finales.

Ahí va mi teoría. Un instituto psiquiátrico de Palo Alto ha diseñado un experimento a modo de tratamiento de shock para personas con tendencias depresivas y desajustes psíquicos, que consiste en poner a esos individuos enfermos en situaciones extremas para que intenten luchar por su propia vida y se sientan mejor consigo mismos al darse cuenta que pueden sobrevivir solos, encontrando a gente con sus mismas deficiencias. Para que se crean todo el circo colectivo de la isla donde estan atrapados se les administra cuidadosamente drogas insertas en las frutas y los jabalíes. Ben, por supuesto, es el jefe del psiquiátrico, y “los otros” el personal sanitario. En función de cómo reaccionen, el proyecto se convertirá en una especie de psiquiátrico activo para ricos que se puedan pagar este tipo de parque de atracciones mental.

Nihilia: "Chicles y osos blancos"

Lo malo del chicle es que siempre acaba perdiendo el sabor. Al final te encuentras mareando un pedazo de goma, con el único incentivo de poder inflar grandes globos que, a la que te descuidas, te explotan en la cara. Esa era la sensación que tenía durante la mitad de la tercera temporada y, a tenor de esta apertura, temo que la cuarta no vaya a ser muy diferente.

Mi principal crítica a este capítulo es la misma que la de Timoteo y Segundo de Chomón: en tres cuartos de hora no ha pasado absolutamente nada. A un ritmo vertiginoso, eso sí. Estamos justo en el mismo lugar donde nos quedamos, con la trama principal desaparecida y los guionistas jugando al escondite. Sin embargo, es cierto que he disfrutado como un enano con tramas que poco o nada tenían que ver con el misterio de la isla. Los guionistas han conseguido emocionarme en muchas, muchas ocasiones y, de hecho, lo han conseguido en algún momento con todos y cada uno de los personajes. Gracias, sois muy grandes.

El problema es que, después de tres temporadas y, pongamos, unos setenta y cinco capítulos, episodio arriba, episodio abajo, les tengo a todos más vistos que el T.B.O., ya me cabreo si me intentan colar personajes nuevos y me la pela que la choza de Jacob se pegue unas carreras: quiero que la trama sobre qué es la isla avance.

Lo peor de todo el asunto es que, ya veremos lo que dice la audiencia, pero de momento se supone que la serie tiene que dar para tres temporadas más. Casi nada, justo el doble de lo que llevamos. Mi versión de cuando Abrams se lo contó a su señora:

-Hola JJ.
-Hola cariño. Muá.
-¿Se lo has dicho?
-Claro que se lo he dicho.
-¿Has hablado con la cadena?
-Por supuesto, a mí me van a venir con exigencias.
-¡Mi héroe! Cuenta, cuenta.
- Les he dicho que las cosas duran lo que duran, y no hay más.
-¡Claro!
- Hombre, que ya está bien, que la serie es mía, no suya.
-¡A ver!
-Que mi integridad artística no está en venta, joder
-¿Quiénes se han creído?
-Que esta es mi visión.
-¡Eso es!
-Que esta… es… es... ¡Mi obra maestra!
-¡Viva!
-¡Yo seré recordado por esto!
-¡Bravo!
-¡Es mi legado al mundo!
-¡Hazme tuya JJ! Entonces, ¿cuándo se acaba la serie?
-¡Dentro de tres temporadas!
-De… tres… temporadas.
-Ni una más.
-¿Con sus veintipico capítulos?
-Mas especiales.
-¿Os veis capaces de contarlo todo en 70 horas?
-¿Te han llegado rumores de la película?

En fin, que recibo malas vibraciones de la isla. Mi predicción sobre el final de Lost:

Jack: ¡Coño! ¡Así que hablas, Oso Blanco!
Oso Blanco: Llámame Paul. Y tengo tres carreras.
Jack: Bastante impresionante. ¿Y sabes de qué va todo esto?
Paul: Sí.
Jack: ¿Me lo cuentas?
Paul: Vale. Total, pienso comerte después.
Jack: No me importa, me he quedado sin amigos, me los he cargado a todos.
Paul: Cada temporada más colgado. Venga, ahí va. El secreto de la isla es…
Jack:¿Si?
Paul: …es…
Jack: ¿¿¿Si????
Paul: Magia.

martes, 29 de enero de 2008

Perdiendo el juicio II

Siempre me ha caído mejor la libertad que la justicia. Tranquilos, no estoy intentando ser profundo, es simplemente que no me cae bien la Justicia, yendo por el mundo con un espadón como su brazo de largo y esa venda tapándola los ojos. Siempre me he quedado con ganas de preguntarla dónde coño está la piñata y por qué necesita tanto tiempo para endiñarle. La libertad, sin embargo, siempre va enseñando un pecho. Algunas podrían aprender. En fin, que todo este rollo sin sentido era para introducir la crónica de mi tercera visita a los juzgados de la Audiencia Provincial (ya les contaré la segunda, ya), en calidad de jurado popular. El día que me sentí piñata.

En realidad, el día fue tan excitante como hacer cábalas sobre la generación espontánea de pelusa en el ombligo. De acuerdo, quizás no es la mejor forma de comenzar un post, previniendo al lector (obsérvese el singular) de que lo que viene a continuación es la crónica de un día yermo como el desierto, pero nobleza obliga. De todas formas, creo que podría empeorarlo: los adjetivos “lúcido” y “observador” me describían tan bien como "recatada" a Isabel II. Había dormido dos horas y perdido el resto del tiempo y las córneas frente al ordenador, intentando rescatar del naufragio un corto con más fugas que la cárcel de “Evasión o Victoria”. De autoría propia, sí, aingh. Y por si aún no se han convencido de que seguir leyendo esto no les va a reportar ningún beneficio y que no les ayuda ni a ustedes ni a mí, les prevengo que escribo este post en ese mismo estado de somnolencia.

En fin, me imagino que las personas con un mínimo de decencia y sentido común habrán abandonado hace ya un rato el post, así que sólo quedamos los buenos. Ahora puedo decírselo. En la callecita tenemos planes precisos para dominar el mundo. Muahahaha. Todo está preparado, estén alerta, en cualquier momento les haremos una señal y desencadenaremos el caos y la destrucción. Muahahaha. No se corten, ríanse ustedes también como maníacos, que relaja una barbaridad. Si alguien les mira raro, quédense con su cara, que ya tendrá noticias suyas. Entonces si que tendrá razones para mirarles mal. Por el momento, hagan como si no hubiese dicho nada, silben distraídamente para disimular y prosigamos.

El caso es que había perdido el mapa que me enviaron (disimulen, coño, disimulen) para llegar a los juzgados y decidí ir a pelo, al fin y al cabo ya había ido una vez y siempre he pensado que tengo dotes de sherpa, así que me bajé en la estación de Metro que me dio la gana y fui a mi aire. El resultado fue que, al bajarme en una estación diferente a la que recomendaba el mapa, en vez de dar siete giros para llegar, conseguí llegar en tan sólo uno. A derechas, sí, pero no se me acostumbren. Un aplauso para el topógrafo de la Audiencia Provincial. GPS le apodan, los cabrones.

Lo dicho, que pese a la oposición institucional llegué a los juzgados. Al principio la cosa prometía. Tras pasar el arco de seguridad fui a subirme al ascensor y me encontré dentro una tía que llevaba una silla. Pensé “no recordaba que el ascensor fuera tan lento”, o lo mismo lo dije en alto (como aquella vez que a Tito se le escapó un “¡mmmm! tetitas…” al lado de una desconcertada viajera del Metro), porque mientras ascendíamos dijo:

-Este ascensor es lentísimo.
-Al menos tú vas cómoda.

Mirada de odio intenso. Cortinilla de estrella.

Cuando bajé del ascensor había una mujer esperando para conducirme a una sala de espera. Yo accedí, pero no sin antes fijarme que en el directorio anunciaban una prometedora “sala de togas”, que finalmente no pude visitar. Ya les decía que el día fue un auténtico tostón. No diré que la sala de espera cumplió con su cometido hasta que la mitad de los asistentes cayeron dormidos, no diré que la mujer que tenía al lado no paró de dedicarme su desayuno en forma de proyecciones de gas fétido, no diré que, entre veinticinco personas, no había ni una sola jamona con la que alegrarse la vista, simplemente diré que treinta euros no compensan, señores, no compensan. De vez en cuando aparecía una funcionaria para decirnos que lo mismo se llegaba a un acuerdo y nos íbamos de rositas. Mentalmente la respondía con un sonoro “los cojones”, pero al final resultó que sí, que tras tres tristes tigres… horas, habían llegado a un acuerdo y nos podíamos marchar. Sin embargo, en medio de la estampida generalizada, apareció otra funcionaria y nos dijo que la fiscal quería hablar con nosotros. Justo en ese momento empezaron a pitarle los oídos a la madre de la fiscal.

Nos hicieron entrar a, atención, la “sala número A” (“A” escrito a rotulador y pegado con celo en un papel), para que la fiscal nos informase de que habían llegado a un acuerdo y que nos podíamos ir. “Gracias”, añadió como principal novedad. Justo en ese momento empezaron a pitarle los oídos a la fiscal.

Nos condujeron de nuevo a la sala de espera y nos fueron llamando en grupos de cinco para aflojarnos los treinta lereles. Finalmente, nos devolvervieron la libertad. Según salía de los juzgados me encontré de frente con un cartel que rezaba “Metro a 300 metros”. Me dije, “no puede ser que el puto GPS no lo haya visto, seguro que la han puesto hace dos días”, y me fui a comprobar si la estación era nueva.

No, no lo era.