miércoles, 5 de marzo de 2008

Insistiendo

Dado que en recientes conversaciones que he tenido últimamente se ha tomado como referente político la democracia estadounidense me viene a la cabeza una afirmación que no conseguí articular en su momento.

El éxito de un modelo político, desde mi punto de vista no se mide por la concepción que desde el prisma del derecho es más equitativa, porque fundamentalmente no toma en cuenta las variables económicas que pueden condicionar el proceso, sino que debería analizarse en función de la repercusión social que esta tiene. Haciendo una lectura extrictamente referida al área del derecho, USA posee una democracia más moderna, lo que no es necesariamente sinónimo de que sea mejor, pero si lo miramos desde la perspectiva psicosocial, creo que todos estamos de acuerdo en que la sociedad americana esta gravemente enferma. Para redondear mi argumento pensé en enumerar una serie de diferencias entre nuestro sistema político y el suyo, pero me he encontrado con un artículo de Viçens Navarro que, a pesar de que destila un poco de autobombo, viene a resumir lo que servidor opina.

Idealizando las primarias de EE UU

Como persona que ha vivido en EE UU durante más de 35 años, me sorprende y me preocupa leer muchos artículos en los medios de información españoles (incluidos varios en EL PAÍS) que presentan las primarias en aquel país como una muestra de su madurez democrática, contrastándola con la pobreza y baja calidad de nuestro sistema electoral reflejada -según tales artículos- en las presentes elecciones a las Cortes Españolas.

Pero antes de mostrar mi desacuerdo con tales tesis, siento la necesidad de hacer una declaración personal. Durante mi larga estancia en aquel país, participé activamente en su vida académica y política. Fui asesor de Jesse Jackson en las primarias del Partido Demócrata del 1984 y 1988. Fui miembro (a propuesta de los sindicatos estadounidenses y del movimiento de derechos civiles Rainbow Coalition) del grupo de trabajo liderado por Hillary Clinton en la Casa Blanca responsable de proponer la reforma sanitaria que garantizara el derecho de la ciudadanía estadounidense a acceder a los servicios sanitarios (derecho inexistente en EE UU). Y antes, el Departamento de Bienestar y Asuntos Sociales del Gobierno federal (equivalente al Ministerio de Sanidad de nuestro país) me había citado como "uno de los científicos que han contribuido más al bienestar social del pueblo estadounidense". Me veo en la necesidad de aclarar estas notas biográficas para cubrirme de la burda acusación de "antiamericano" que los autores liberales conservadores atribuyen a cualquier voz crítica de aquella sociedad.

Veamos ahora los datos que cuestionan aquella visión idílica del sistema electoral estadounidense. Éste es el único del mundo desarrollado que está privatizado; es decir, la financiación de las campañas electorales es privada. La mayoría de tales fondos vienen de grupos económicos, financieros y empresariales que compran acceso a los candidatos y capacidad de influir en sus políticas públicas. La revista de negocios Fortune publicaba recientemente las cantidades (la banca Goldman Sachs 360.000 dólares a Clinton, 360.328 dólares a Obama) que grandes empresas han invertido (término utilizado por Fortune) en los candidatos. Tales fondos proceden también de aportaciones individuales, que según la Comisión Federal Electoral pueden alcanzar 2.300 dólares por donación y que proceden predominantemente del 30% de la población de renta superior del país. Cada candidato puede gastarse tanto como pueda conseguir. No hay límites. Y tal dinero se gasta predominantemente para comprar acceso a los medios de información y persuasión (televisión y radio), todos ellos privados y que se venden al mejor postor, sin ningún control o regulación. Tal sistema de financiación privada discriminó a los candidatos de izquierda, como Kucinich y Edwards, que, debido a sus propuestas programáticas, se granjearon el antagonismo de importantes grupos de presión y no pudieron conseguir los fondos que les hubieran permitido acceder a los medios (véase Cómo entender la situación política de EE UU en www.vnavarro.org). Según el centro de estudios electorales Common Cause, nada menos que el 94% de los candidatos al Congreso de EE UU en 2006 mejor financiados ganaron las elecciones. De ahí que el 68% de la población estadounidense no considera al Congreso estadounidense representante suyo, sino de los lobbies económicos, financieros y profesionales que financian las campañas electorales a los políticos. En realidad, sólo el 52% de la población participa en las elecciones al Congreso el año que eligen al presidente. En los otros años sólo participa el 30%.

La animosidad frente a la dirección de los partidos políticos por parte de sus bases explica una movilización anticlase política (que incluye la dirección del Partido Demócrata) percibida como excesivamente dependiente del mundo empresarial y financiero y que explica el fenómeno Obama. No es éste el que ha creado tal movilización como erróneamente se escribe. Antes al contrario, ha sido la movilización de protesta la que ha facilitado la aparición de Obama. Éste, que ha sido uno de los receptores de más fondos del capital financiero (Wall Street), ha intentado capitalizar la ola anti-Washington, beneficiándose del hecho de que no se le percibe como parte del establishment de Washington (ha sido Senador sólo durante dos años) y que se opuso a la invasión de Irak. Y aunque sus propuestas programáticas son muy moderadas (en España estaría en el centro derecha), su mensaje anti-Washington es radical y movilizador entre las bases del Partido Demócrata.

No hay duda de que en España tenemos déficit democráticos en nuestro sistema electoral. Pero su financiación pública y la regulación en la exposición mediática del proceso electoral permiten una diversidad ideológica y capacidad de elección mucho mayor que en EE UU. Nuestra calidad democrática es mucho mayor que la de EE UU. En realidad, es paradójico que ahora, en un momento en que el Partido Demócrata está tan desacreditado (el Congreso controlado por tal partido es el más impopular de los que han existido en los últimos 50 años), se convierta en un modelo para sectores españoles disconformes con los partidos actuales.

Si alguien llega al final del artículo espero que no me vuelva a tocar los cojones con el rollete de que el sistema electoral es más justo allí porque se puede presentar cualquiera.

10 comentarios:

Timoteo dijo...

Y ahora que alguien explique por qué en un sistema tan macanudo como el español un nuevo partido como UPyD, con el apoyo de tanto intelectual y personaje público, resulta en la práctica inexistente.

Nihilia dijo...

Recuerdo que, en esas conversaciones en las que "te toco los cojones", siempre digo que lo que menos me gusta de el sistema democrático de EEUU es, precisamente, el modelo de financiación de los partidos, para decir a continuación que el sistema español de financiación pública de los partidos me parece mucho mejor.

Decir que "la regulación (española) en la exposición mediática del proceso electoral permite una mayor diversidad ideológica" con Llamazares desgañitándose por tener la posibilidad de debatir con PP y PSOE me parece, cuanto menos, desafortunado, a no ser que me esté perdiendo algo, que perfectamente puede ser.

Te recuerdo que, si me quieres decir algo, puedes contactar conmigo vía mail, si resultase que lo has perdido puedes acceder a él a través de mi perfil de blogger.

Sin acritud, pero bastante sorprendido, en especial por tu brillante última frase.

Segundo de Chomon dijo...

Es que la pluralidad idelógica no consiste en Llamazares degañitándose. Yo creo que permite un pacto de estado para poder gobernar con más voces ideológicas. Creo que a nivel práctico es más adecuado que un bipartidismo. Para garantizar más de una voz en un espectro ideológico como la izquierda. Maniatar a un partido para que no haga de su capa un sayo con un pais. La brillante última frase esta planteada con un tono irónico, no le des más importancia de la que tiene. Lo de cojones es para darle más énfasis, para fomentar un enfrentamiento ideológico a ver si se calientan las visitas. Un abracito

Segundo de Chomon dijo...

Lo de UPyD no lo tengas tan claro. Ultimamente estoy viendo mucho movilizado por Madrid con camisetillas de esas rosas con la cara de Rosa diez. Eso si, puestas en cuerpos de seres humanos donde resulta evidente su anterior militancia del Partido Popular. Por cierto me estan repitiendo los boquerones. Y el Gol de Vucinic

Nihilia dijo...

Creo que te vas por los cerros de Úbeda, yo te hablo de "la regulación en la exposición mediática del proceso electoral" y tú me respondes hablando de la pluralidad en general que, ¡oh, revelación! consiste en más "voces ideológicas"...

Contigo tengo la sensación de que escuchas campanas y no sabes dónde...

(Planteado todo con ironía, por supuesto, no le des más importancia de la que tiene, lo de Úbeda, ¡oh, revelación! y las campanas son sólo por darle más énfasis y ver si se calientan las visitas, que mola un montón hacerlo a costa de los demás.)

Timoteo dijo...

Bueno, bueno, parece que no hace falta nadie de fuera, vosotros dos os bastáis y os sobráis para calentar el debate.

Y yo sigo sin ver muy clara la pluralidad esa en los medios, valga el ejemplo de IU con Llamazares (que tiene que hacer chorradas como un vídeo delirante para que le hagan un poquitín de caso), de UPyD (que habrá gente con camisetas, sí, y yo he visto por Ciudad Universitaria carteles de Rosa Díez a porrillo... confundidos entre los anuncios de "alquilo piso", que no sabes si es candidata al Congreso o la casera; pero lo que es en los medios, ya me dirás cuántas páginas dedican los periódicos y cuántos minutos los telediarios) o de todos esos partidos que ni aparecen en el debate de esta noche y sin embargo están en la sábana de votación al senado. ¿Alguien sabe qué proponen Los Verdes? ¿Y todos los demás? ¿El amplio espectro ideológico es esos dos debates a dos absolutamente planos o los otros a siete también insulsos por lo regulado que está todo?

Hablando de la papeleta del Senado... me ha llegado una muy cuca con los tres senadores del PP por Madrid marcados, creo que la voy a guardar como mantel individual.

Nihilia dijo...

Bueno, pues Segundo y yo hemos tenido nuestro momento Señor Lobo, nos hemos lamido las... heridas, y al final nos hemos despedido con múltiples "Cuelga tú, no, cuelga tú". Vamos, que ya se me ha ido el mal aire que me ha dado.

Desde luego yo tampoco veo esa supuesta pluralidad en los medios de comunicación, es más, tampoco veo igualdad en el trato. Por ejemplo: mientras que el debate PSOE-PP se emitió a las diez de la noche, TVE pretendía emitir el debate "a siete" a las doce. Si no llega a mediar el Supremo, TVE hubiese emitido el debate en una franja horaria con muchísima menos audiencia...

Segundo de Chomon dijo...

Desde un punto de vista utilitarista, a mi como si dedican 30 minutos en prime time a Rosa Diez. Hoy he descubierto que votan más a UPyD los votantes de centro del partido popular que los votantes de centro del partido socialista.
Creo que una vez Sabater publicó un artículo en El Pais y no recuerdo que otro literato reputado o ensayista le contestó con una carta al director. Ambos se enzarzaron en una perorata de exabruptos durante semanas que, todo hay que decirlo, comenzó con una frase excesiva y una consiguiente errónea interpretación. Es lo que tiene tener una tribuna en un medio de comunicación, que se deben medir las palabras con más exactitud (ortográfica y léxicamente). Buenas Chones.

Segundo de Chomon dijo...

Fernando Savater. Disculpen

Timoteo dijo...

O sea, que el espacio en los medios debería ir en función de si los que van a votar a ese partido son de los buenos o de los malos.

Por qué los votantes de centro de un partido están más descontentos con el suyo que los otros, creo que es evidente.