viernes, 30 de noviembre de 2007

Solo hay que mirar a la historia.

Solo hay que mirar a la historia para darnos cuenta que las palabras pronunciadas por instituciones ó personajes con pretensiones autoritarias,tiránicas utilizan referencias ó discursos que lideres libertarios, políticos o religiosos.

1.Empecemos por ejemplos bastante manidos, lo siento.

Versículo de la biblia: Juan 15:9 17

(...)"En el gozo del amor yo he dado mi nuevo mandamiento, “que se amen los unos a los otros incondicionalmente como yo las he amado”. Yo demostré este amor dando mi vida por ustedes en la cruz para obtener así la salvación de sus almas. No hay mejor manera de probar la fidelidad y el amor, que el poder dar la vida por otra persona, pues yo las he dado por todos y espero lo mismo de ustedes. Dar la vida por los demás consiste en extender el fuego del amor en la caridad por los demás seres humanos. La caridad empieza en el entendimiento, lleva al perdón y se extiende a la acción."(...)

Creo que no es necesario recordar el conjunto de atrocidades que perpétro la iglesia católica durante la edad media. En nuestro país es más patético, la Iglesia se convierte en na Institución Garante de un régimen que precisamente se basa en discriminar al otro por su condición. Para complementar el ejemplo solo les pido que pongan en el dial de su Radio la frecuencia 100.7 (en Madrid), e intenten escuchar a sus locutores, a sus directores de noticias. Creo que salta al oído el extraño procedimiento por el que estos ""profesionales"" de la radio intentan difundir la palabra de Jesús de Nazareth.

2. Solo hay que escuchar los edulcorados discursos de Chavez para darse cuenta lo mucho que representa para su visión política, la figura de Simón Bolivár. En los últimos meses el mandatario vnezolano pretende aprobar una nueva constitución para el país, donde como por consecuencia, los presidentes del gobierno sí lo desean podrán perpetuarse en el poder, sin limité. Jefes vitalicios, que desnaturalizarían el sistema democrático que lo subió al poder, (No se porque me resulta familiar este hecho). En la Avenida Bolivar, en la manifestación de miles de estudiantes, una pancarta de 5 metros colgaba mostrando unas palabras sacadas al vuelo precisamente de Simón Bolivar:

"Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se orina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben tener con sobrada justicia que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente".




lunes, 26 de noviembre de 2007

Filestube

Para los que nos doctoramos en esto de la descarga de música a través de la descarga directa, (abstenganse clasicómanos que todavía dejan bajar discos de 50Mb en la mula durante meses) ha surgido una nueva herramienta, que está en ciernes pero que muy probablemente liderará el mercado de las descargas musicales más pronto que tarde, al igual que lo ha conseguido su primo hermano, youtube en el ámbito de la imagen.

Para las personas de natural impaciente esta web te permite gestionar descargas a gran velocidad, con solo especificar en el buscador el disco deseado. Atrás quedaron aquellos tiempos en que Nihilia me recomendaba meter en google el titulo del disco acompañado de rapidshare, megaupload, mediafire... La mitad estaban cancelados y en ejemplos de música muy minoritaria, verdaderas rarezas, te podías pasar dias buscando el link.

Para completar la recomendación les dejo con dos joyitas Folk de 2007

Animal Collective: Feels

Two Gallants: Two Gallants

jueves, 22 de noviembre de 2007

Lars Von Trier


El ensayo más lúcido sobre la pretensión intenlectual

martes, 20 de noviembre de 2007

20 de Noviembre

Mis problemas con la Justicia (y 1, espero)

Como ya relatásemos hace un tiempo, el Estado Español, vía Comunidad de Madrid, había decidido tomar medidas punitivas contra uno de los prohombres del Gobierno Tricefálico Vitalicio, bajo la acusación de castigarse el hígado y alegrarse el alma en plena rúe. La sanción de marras consistía en la asistencia a una Jornada Formativa en Materia de Prevención de Drogodependencias en la que, durante dos horas, nos darían la chapa sobre las vergüenzas del bebercio, ya fuese consumido en vía pública o respetando escrupulosamente la ley. Que nadie les explique el matiz, que la alternativa son trescientos euros.

Pues bien, al fin llegó el día de saldar cuentas y allí me presenté, dispuesto a relatar a mi vuelta en qué se anda gastando la Comunidad de Madrid sus impuestos y los míos. Hice aparición con la puntualidad que me caracteriza, sobre la campana, y el agente de la recepción me ordenó, al más puro estilo marcial, que ¡pasase, por favor!, para tomar mi nombre y apellidos. El ritual se repitió unas cuantas veces más con los últimos rezagados, con lo que pude comprobar que éramos varios los que portábamos el mismo insigne apellido. Todos Martínez. Todos primos.

Una vez ubicado en el hall de entrada, esperando sin saber muy bien qué, hice un somero repaso de la parroquia. Había mayoría de “Güijkys con Red Bull” en chándal de gala y “Rones con Cola” de ambos sexos, seguidos de unos cuantos “Tequilas”, un par de “Calimotxos”, un “Litronas”, un grupito de “Malibús con Piña” y una inclasificable a la que llamaremos “Angostura con Granadina”, por poner algo.

Pronto nos informaron cortésmente de que ¡podíamos pasar a la sala, por favor! donde se impartiría la charla. Me preguntaba si alguien habría tenido la genial idea de que la ponencia la realizase un agente disfrazado de mascota, al estilo yanqui: “Botellín, la mascota del saber beber” te enseña civismo. A nadie se le había ocurrido. Una lástima, no se pueden perder estas oportunidades así como así.

Nos condujeron a un aula bastante amplia, repleta de pupitres diseñados para que un pigmeo no pudiese escapar una vez sentado, un ordenador y un proyector que, vista la nitidez con la que vomitaba imágenes, debía andar de resaca. Un agente de paisano con aires de profesor enrollado nos esperaba, invitándonos a tomar asiento y ponernos cómodos para, acto seguido, amenazarnos con poner un vídeo didáctico: “El vídeo no me parece muy bueno, pero ya que lo han hecho vamos a verlo”. Una introducción de cine.

Por cierto, si alguien anda preocupado por el despilfarro en las administraciones públicas, que se quede tranquilo. La imagen la pasaron por un proyector, sí, pero el audio provenía directamente de los altavoces del ordenador. Despeinados nos dejó el sonido. Qué potencia. Comenzó la función.

Al más puro estilo minuto del odio orwelliano, un narrador iba desgranando las miserias del alcohol, sobre una música machacona digna de la rave más desbocada, mientras se proyectaban rostros desencajados, miradas perdidas, el vacío, el horror: la náusea, señores, la náusea.

Gracias al narrador, los presentes pudimos comprender de una vez por todas que “el alcohol no es un alimento” o que “provoca alcoholismo”, y otras lindezas que no revelaré por no volver abstemio a todo transeúnte que pase por aquí, que uno se dedica los fines de semana a promocionar exquisitas libaciones por los bares y tiene que velar por sus ingresos.

Tamañas revelaciones se iban intercalando con un virtual “Chat Botellón”, brillante idea con la que unos profesionales del doblaje declamaban los argumentos de los jóvenes con una intensidad shakesperiana. Espeluznantes los “¡jo, machos!, los “¡qué chungo, troncos!” y los “¡mola mazo, tíos!” interpretados calavera en mano.

El agente de paisano debió sentir el sonrojo generalizado, porque decidió poner fin a nuestra agonía e intentó articular un debate. El caso es que el agente trabajaba bastante bien. Consciente de que su público no estaba para muchas gaitas, y que algunos venían con ánimos reivindicativos, tuvo especial cuidado en mantener un tono alejado del reproche paternalista y escuchar respetuosamente los argumentos más inverosímiles. Por supuesto todo el mundo, desde los “Güijkys con Red Bull” hasta “Angostura con Granadina” pretendían hacerse pasar por “Trinaranjus, que no tiene gas”, y todos los policías habían sido unos taimados hijos de mil padres que, por descontado, los habían denunciado injustamente. Que esto no es mío, que se lo estoy sujetando a un amigo, señor agente.

Cuando terminó la charla se lo dije: “Has hecho de la charla algo sorprendentemente ameno. No sé cómo puedes hacerlo, dando cinco o seis al día”. Me miró y se sonrió. Para mí que este empina el codo.

domingo, 18 de noviembre de 2007

El Frío y Dorothy Hale.

La mujer gorda venía delante
arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores;
la mujer gorda
que vuelve del revés los pulpos agonizantes.
La mujer gorda, enemiga de la luna,
corría por las calles y los pisos deshabitados
y dejaba por los rincones pequeñas calaveras de paloma
y levantaba las furias de los banquetes de los siglos últimos
y llamaba al demonio del pan por las colinas del cielo barrido
y filtraba un ansia de luz en las circulaciones subterráneas.
Son los cementerios, lo sé, son los cementerios
y el dolor de las cocinas enterradas bajo la arena,
son los muertos, los faisanes y las manzanas de otra hora
los que nos empujan en la garganta.

Poeta en Nueva York ( Federico Garcia Lorca)

I. Y el frío de la ciudad llegó con contundencia, como se fue. Esta vez parece que fue anteayer, por eso la sensación que te cala los huesos es trágicamente familiar.

Ahora me gustaría preguntarle a Nacho Vegas si es esta la sensación imperecedera que le acompaña u otra. O en realidad no la conoce y es un disfraz publicitario que corrobora la extraña sensación que tengo, esa que esta convencida de que sus ventas masivas se deben a la razonada compasión que suscita. Su fragilidad.

Bien, acordamos que la felicidad es un estado pretérito e increíblemente volátil. Pero no nieguen que existen periodos, habitualmente fluctuantes, inexistentes para los necios o para los ignorantes de corazón y de cabeza, en los que todo a tu alrededor, si no es bonito, posee una cierta armonía imperfecta, una estabilidad. Quizás fue mi relativamente triste infancia, o mi adolescencia inacabada, que en uno de esos periodos de felicidad pensé que si, que alomejor la vida era así y me había mal acostumbrado. Pero la señora gorda volvió hace poco. Y la señora gorda no es tristeza ni desesperanza. Ni soledad, ni caída al vacío, ni todo lo contrario. Solo es frío.

II. Este extracto de Lorca me hizo pensar en un cuadro de Frida Kahlo que había olvidado.Me ha recordado al Nueva York de los años 30, ese que conoció el poeta. De crisis bursátiles y sueños truncados. No deja de ser curioso que un lugar tan grisáceo significara esperanza y futuro para los tripulantes hacinados en aquellos transatlánticos procedentes de Europa que cruzaban el Río Hudson.

jueves, 15 de noviembre de 2007

...y sin haberme fumado nada.

No sé qué como mientras duermo que me deja un regusto pésimo. Menos mal que entre los placeres de la cama se encuentra, también, el del picoteo furtivo. De madrugada, con toda la vigilancia inconsciente, no es difícil deslizarse en la oscuridad y dar buena cuenta de algún suculento manjar que todos rechazaron rematar, ya fuese por conservar la línea o por mantener la compostura.

Una verdadera lástima que aquella noche la nevera estuviese en cuadro. Las perspectivas eran poco sugerentes, a no ser que me poseyera el espíritu del Bulli y consiguiese mezclar, de forma relativamente indolora al paladar, algo de mostaza de la última Nochevieja (ahora la llamamos "Napalm"), dos sobres de ketchup y una lata de anchoas. Tuve que conformarme con poner fin a un mísero cartón de leche. P´al coleto, maldito. Ya me estaba deshaciendo del cadáver cuando una voz tronó:

-¡Exijo se me aplique el Tercer Convenio de Ginebra, la mediación de una Potencia protectora y solicito una revisión de mi estado a la luz de la Declaración Universal de los Derechos Humanos!

Acerté a responder:

-¡Frschtz! –con la nariz. De nuevo:

-¡Exijo se me aplique el Tercer Convenio de Ginebra, la mediación de una…!

Cerré de un portazo el armario de la basura. Me restregué los ojos para quitarme el aturdimiento y me abalancé sobre envase que tenía más a mano. Lo leí, aparté la mirada un momento y volví a leerlo. Ponía exactamente lo mismo. Mierda, estoy despierto. Abrí con cautela y eché un vistazo:

-¡Groar! ¡Groar! ¡Groar! –cerré rápidamente.

Pues sí, ahora no cabe duda... Efectivamente: la basura ha cobrado consciencia de sí misma y exige que se le aplique el derecho internacional… Definitivamente, tengo una vida rara. ¡Bienvenida paranoia!

-¡En esta casa no se negocia con basura!

-¡Groar!¡Groar!¡Groar!

Ni caso. La basura comenzó a embestir una y otra vez las puertas del armario. ¿Cómo me meto en estas situaciones?

-¡Vale, vale! ¡Voy a abrir! ¡Sepárate de la puerta medio palmo! Y… y… ¡Y mantén las pieles de plátano a la vista!

-Grrrrrrrr…

Abrí lentamente la portezuela:

-¡Exijo se me aplique el Convenio Tercero de Ginebra y la mediación de…!

-Que sí, que sí, que ya te he escuchado y, francamente, no he entendido ni papa, pero...

-¡Exijo que se me...!

-¡¿Pero te quieres callar...?! A ver si te lo explico: eres la jodida basura. Debo ser yo que estoy como unas maracas, así que no pienso hacer nada por ti. Simplemente, mañana, antes de ir a mi psiquiatra para que me drogue durante un mes, te sacaré de casa y te reunirás con el resto de tus congéneres.

-¡Jamás! ¡No claudicaré! ¡Como nosotras decimos: "La mierda siempre flota"!

-¡¿Pero qué…?! ¡A ver, eres basura, aunque quisiese no te puedo aplicar los derechos HUMANOS!

-Pero yo… -me miró implorante desde abajo, con sus dos enormes ojos de envase de yogur a punto de romper en llanto... yo tengo sentimientos.

-¡¿Qué...?! ¡¡No!! ¡¡No tienes!! ¡No puedes! ¡Eres la basura!

-Pues no decías lo mismo cuando leías a Asimov…

Coño. Ahí me ha pillado.

-Bueno, está bien. Qué es lo que pides.

-Tan sólo un par de legítimas peticiones, mi estimado interlocutor, no sin antes felicitarle por tan acertada decisión. Dignifiquémonos usted y yo tomando en consideración, en primer lugar, todas las enmiendas y protocolos adicionales que se han ido sumado durante las sucesivas revisiones de un texto que, como usted sabrá provienen del intento de normalizar el Derecho Internacional Humanitario ya desde 1864, y en especial el relativo al trato de los prisioneros de guerra aprobado en 1929…

Y por eso, chicas, no he bajado la basura.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Perdiendo el juicio

Hará un par de meses ya que se presentó en mi casa la cartera más peculiar de todo el barrio con un sobre verde de considerable tamaño. Esta cartera es toda una institución, ya que se hace acompañar en sus entregas por dos perretes bastante hijoputas que tienen asolada a toda la población de felpudos del barrio. Mientras que la señora recogía mis datos y yo le pegaba patadas con disimulo a uno de los chuchos, que ya tenía una pata levantada y la chorra a punto de caramelo, fui inspeccionando el sobre. Color verde pistacho. Tamaño folio. Escudo de España. “Tribunal del Jurado”. “Audiencia Provincial”. Mal asunto. “Pringao”, faltaba, con letras rojas y un sello con un magistrado haciéndome un calvo. Me ha tocado ser jurado. Jurado popular, para más INRI. Habrase visto.

Resignado, me senté en el sofá y comencé a investigar el contenido del sobre. Un libreto con las normas del jurado a medio imprimir, muy bien, un cuestionario de dos páginas y un manual de siete para rellenarlo, fantástico, una hoja para el pago de dietas, hombre, esto no está mal, un mapa cutre para que me pueda perder, bárbaro, y un montón de papelajos con los cargos y los nombres de los acusados… El resto puede esperar. Vamos a ver quiénes son los perlas.

Con la mafia rusa nos hemos topado, eso es seguro. Jamás había visto tanta consonante junta y tan pocas vocales en un apellido. ¿Pero qué clase de apellidos son estos? Les pones un par de números y parecen la clave del Windows. ¿A qué mente perturbada se le ocurrió montar esto así? Me imagino la escena. El pueblo reunido en sesión plenaria repartiendo los apellidos:

-Bueno, visto que no podemos ponernos de acuerdo, y que todos quieren apellidarse Smirnoff, que cada uno diga una letra y a tomar por culo. Venga, Grwiszky, di tú una.
-¡La "k"!
-Joder, la “k”. Bueno, venga, Slazkyprvszky, di tú otra.
-¡La “w”!
-¡Coño Slazkyprvszky! ¡Siempre con la puta “w”! ¡Di otra!
-Estoo… ¿la “y”?
-“La y, la y”… cagoen… a ver cómo ha quedado… Gorbynsky… ¡Coño! ¡Gorbynsky! ¡El mejor en meses! ¡Barra libre de mamadas!

Total, que rellené los formularios mientras usaba el manual de mantel, lo metí todo en el sobre, escupí en el sello con un poco de mala leche y lo mandé un día tarde, con la esperanza de poder echarle la culpa a la colgada de los perros. No hubo suerte. Una semana antes de mi primera cita con la justicia, me llegó un telegrama amenazándome de “apercibimiento” en caso de que no fuese.

Como no quería que me “apercibiesen”, no fuera a ser peor de lo que me imaginaba, allí me presenté. Nada más llegar, buen rollo. Recordaba la fachada del edificio por la tele, recordaba a Rodríguez Menéndez, rodeado por un par de putones empitonaos, masajeándolas el culo en medio de una nube de periodistas. Poseía el hombre un ideal de belleza bastante obvio, desde luego, pero, salvo por lo estético y por lo legal, ese hombre era un ejemplo para el resto para el resto del género. Imaginarme a mí mismo rodeado de putonazos neumáticos me dio fuerzas para continuar.

Entré en el vestíbulo, donde me esperaba una policía de esas que tanto nos gustan. Cara de niña buena, ojos azules a juego con el uniforme del cuerpo y el pelo recogido con una cinta que poder quitarse grácilmente mientras te cabalga como una gacela. Sí, una de esas, metralleta en mano. Ñam, ñam. Con la sonrisa decorada por la baba dejé mi bolso, ejem, mi bandolera sobre la cinta del detector de metales y pasé el arco. Mierda. Ahora caigo. Vengo armado hasta los dientes. Todo el equipo del perfecto promotor de bebidas alcohólicas, incluyendo los reglamentarios cuchillos, azote de limones. Pitido chungo. Manos a las pistolas.

-¿Llevas cuchillos, verdad? ¿Puede saberse por qué?

Por la puerta grande. Has entrado por la puerta grande. Dudé un momento si era un buen o un mal momento para enseñarles mi imitación de Neo: “¡Entregadme a Morfeo o sufrid las consecuencias, muahahaha!”, pero me decidí por el típico balbuceo de sumisión:

-Esto es para cortar limones, que pongo copas por los bares y pensaba devolverlo a la agencia después del juicio y tal…
-Confiscao hasta que salgas.
-Pero qué bien te comes las “des”, preciosa.
-¿¡Cómo!?
-¡Que es usted una agente muy talentosa!
-Anda tira.

Mi número de los cuchillos cortando latas al garete, otro día será, en fin. Con las piernas temblando me acerqué al mostrador y le di el telegrama a la funcionaria, que me dedicó unas cuantas caras raras bastante logradas, hasta que me dijo:

-Uy, pero si hoy “no hay jurados".
-¿Cómo? Pues en el telegrama dice que…
-Si, ya, pero hoy no hay jurados… Mira, sube a la planta 11, a la Oficina del Jurado y pregunta allí.
-Pero cómo…
-Planta 11.
-Ya, y entonces…
-Oficina del Jurado.

¡Por Tutatis! Ahora empieza lo bueno. Ya lo estoy viendo, tres horas dando vueltas, subiendo plantas, bajando plantas, hablando con gente que te manda a otra gente que te remite al lugar del que vienes hasta que acabas en los calabozos con espumarajos en la boca, aferrado al brazo desmembrado de un letrado.

Felizmente no fue así, y en la oficina de marras me dijeron que un testigo no había podido llegar a tiempo y que habían decidido aplazarlo todo… unos dos meses, para que le diese tiempo esta vez al buen hombre. Pues nada, pues gracias por avisar. “Pringao”, tenían que poner en el sobre que te mandan: pringao.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Conspiraciones

El PP nunca ha mantenido la teoría de la conspiración.

Eso es una conspiración de PRISA, el PSOE y medios afines en connivencia con la policía, los servicios secretos de Marruecos y el actor secundario Bob para desprestigiar al PP.

Que dimita Ramoncín ya.