En su búsqueda por encontrar el sentido de la vida, el ser humano tiene a su disposición una interesante oferta de religiones, filosofías y cosmovisiones en general pero que, hasta el momento, por mero remilgo y mojigatería, se elegían normalmente en función del lugar de nacimiento o la tradición familiar. Vamos, que te tocaba una porque sí y tenías que arrastrar con ella durante toda tu existencia, un periodo de tiempo un tanto largo como para dejar la decisión al azar, ¿no? Pues ya va siendo hora de liberalizar el mercado de religiones. Hoy vamos a elegir nuestra religión en base a criterios racionales.
A mi parecer habría que tener en cuenta dos puntos de vista principales, a saber:
1. Habría que informarse sobre qué nos ofrecen para la otra vida. Planear cómo pasaremos la eternidad no es una decisión que deba tomarse a la ligera, debemos tener en cuenta qué actividades se nos ofrecen, cuáles son las costumbres de los lugareños y si hay algún código de vestimenta que atender, para después no llevarnos sorpresas desagradables.
2. Habría que conocer qué tipo de vida hay que llevar en éste mundo para acceder al otro, por si al final todo esto de las religiones resultase ser una estafa king size, dificultando sobremanera cualquier reclamación que quisiésemos cursar.
Total, que si quieren que vayamos a su cielo, que se lo curren un poco. Vamos a ver qué se nos ofrece por ahí:
CRISTIANISMO:
A FAVOR:
La eternidad contemplando a Dios. En principio tienen un estricto código moral, pero por obra y gracia de la confesión siempre puede uno confesarse y empezar de cero. Si elegimos una modalidad no ortodoxa podemos avanza en la jerarquía interna sin privarnos de practicar el sexo. Si elegimos la modalidad ortodoxa podemos gozar de gran influencia política en varios países. Compartir religión con Jesús, un tío guay, el primer hippie de la historia, dicen. Reparten vino gratis en misa.
EN CONTRA:
Lo de la eternidad contemplando el rostro de Dios parece un plan un tanto soso, así, en frío. Que no digo yo que el tipo no sea como una mezcla entre Ciudadano Kane y Showgirls, pero la eternidad se antoja un periodo de tiempo excesivo a priori. Por otro lado, si de verdad quieres llegar alto en la jerarquía cristiana, primero tienes que apañártelas para hacer tres milagros, y después sufrir una muerte violenta y agónica. Monogamia.
ISLAM:
A FAVOR:
Te dejan tener un harem. Te dejan tener un harem. Meses y meses sin tener que preocuparse por afeitarse. La posibilidad de tener 99 vírgenes en el otro mundo. Te dejan tener un harem.
EN CONTRA:
Tener que ir todos los años a la Meca con las cuatro mujeres, los cinco niños, los ocho suegros, el perro, el gato, el hurón y los 500 kilos de equipaje. Lo de las 99 vírgenes tiene truco, antes tienes que haber muerto luchando en la Guerra Santa. ¿Y si eres mujer, qué?
Tener que rezar cinco veces cada día, cinco nada menos, y siempre en una dirección determinada. El ramadán.
BUDISMO, ZEN:
A FAVOR:
Puedes quedarte rascándote las pelotas durante toda la vida, lo llaman “vida contemplativa” y es la vida de los sabios, algo en lo que hay que darles toda la razón. La posibilidad de vivir una y otra vez gracias a la reencarnación, hasta que tu alma alcanza la pureza y pasa a un nivel superior de consciencia. El karma. Si tienes suerte: ha sido el karma. Si no la tienes: ha sido el karma. Si metes la pata hasta el fondo: ha sido el karma. ¡Sin responsabilidades! Gran ahorro en productos de cosmética capilar.
EN CONTRA:
No nos dejan demasiado claro qué es eso de alcanzar un nivel superior de consciencia, no se mojan nada, puede resultar tan aburrido como el cielo cristiano. Lo de la reencarnación parece un chollo pero no lo es: para empezar uno no se acuerda de vidas anteriores, por lo que no puede disfrutar del proceso y, por otro lado, ¿y si te toca reencarnarte en sardina? No parece una vida apasionante. Tener que pintarte un estúpido punto rojo en mitad de la frente, por mucho que pueda servir para desconcertar a los francotiradores.
SATANISMO:
A FAVOR:
Las orgías. Puedes emborracharte y drogarte tanto como quieras. Todo combina con el negro. Durante el Apocalipsis, la Tierra será tuya por mil años, año arriba año abajo. Te haces coleguilla de Satán.
EN CONTRA:
La han tomado con las vírgenes, nadie sabe muy bien por qué, y no pasa un día sin que intenten sacrificar una. Si eres vegetariano o de una protectora de animales esta no te va a gustar, créeme. Por otro lado el infierno no parece un lugar demasiado agradable para pasar la eternidad.
SECTAS:
A FAVOR:
Cualquiera puede montar una. Fines de semana en casas rurales con dinámicas de grupo. Tienen fama de tener un servicio de catering bastante decente. Líderes carismáticos (además, si eres el líder puedes beneficiarte a quien te apetezca). La vida eterna en un mundo de utopía.
EN CONTRA:
La posibilidad de tener que suicidarte en algún momento. Que el OVNI tenga un accidente de camino a la Tierra y no pueda llegar el día señalado (suele ser lo habitual, los extraterrestres tienen un sistema de atención en carretera –sideral- deficiente). En muchas de ellas hay que vestirse como un idiota.
Total, ustedes deciden, pero vistas algunas de las opciones más populares que se nos ofrecen, yo apostaría sin dudarlo por crearme mi propia secta o, si acaso, crear mi propia escisión de alguna de las creencias mayoritarias, que es otra opción. Ya me contarán qué han elegido. Hasta entonces, vayan con dios.